Opinión | ISLAS A LA DERIVA
Periodista y escritora
Olga Merino
Periodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
El unicornio con perilla
‘Por qué Georges Perec’ invita a entrar o quedarse a vivir en la casa del más imaginativo de los escritores franceses, el de los juegos muy serios
Hará unos 15 días o así retomé un antiguo juego que había abandonado, un divertimento al estilo de Georges Perec consistente en detectar objetos y espacios finiquitados por la muela del tiempo que sin embargo siguen vivitos y coleando en el limbo de Google Maps. Una especie de ‘Tentativa de agotar un lugar parisino’ pero en Barcelona. La buganvilla de mi balcón, en primer lugar: pronto se cumplirá un año de su deceso —la trinché con unas tijeras de podar: ya solo trepaba para dar ramuja seca, llena de espinas— y, aun así, la planta pervive con el verdor de sus días esplendorosos en las fotos de la aplicación.
Bares, papelerías, filatelias, zapateros remendones, cajeros automáticos emplazados en esquinas tácticas de la ciudad siguen flotando en el ciberespacio aunque hayan sido barridos de la faz de la tierra o reemplazados por locales de uñas acrílicas. De Perec, el unicornio con perilla, también me fascinan los inventarios, como la lista de cosas que debía hacer antes de morir: dar un paseo en un ‘bateau mouche’, ordenar la biblioteca de una vez por todas, ir de Marruecos a Tombuctú en cincuenta y dos días a lomos de un camello, aprender a tocar la batería o emborracharse con Malcolm Lowry.
Del autor francés me fascinan los inventarios, como la lista de cosas que debía hacer antes de morir: dar un paseo en un ‘bateau mouche’, ordenar la biblioteca, aprender a tocar la batería...
Acababa, pues, de reanudar ese experimento, la caza de fósiles urbanos, cuando de repente, pumba, me topé en una mesa de novedades con un libro tan breve como enjundioso e intenso: ‘Por qué Georges Perec’ (La uÑa RoTa). La obra desgrana 237 razones para leer al "unicornio con perilla". Pero ¿por qué 237 en concreto? Parece que el autor, Kim Nguyen Baraldi, se haya impuesto una de esas constricciones que acostumbraba Perec, como la de escribir una novela enterita privándose de la letra más usada en francés, la vocal e: ‘La disparition’ (la traducción castellana prescindió de la a, ‘El secuestro’). Porque podrían haber sido 500 o un millar los motivos para revisitar al autor francés.
Generador de ideas
Kim Nguyen conoce tan bien las habitaciones y recovecos de la gran ‘maison Perec’ que podría haber escrito una enciclopedia, pero contiene su saber en un puñado de páginas, en un "me sabe a poco" para estimular justamente la salivación lectora, el deseo de regresar una y otra vez a tan generoso manantial. Georges Perec, quien se creía desprovisto de imaginación, rebosaba sin embargo de inventiva, y cualquier línea suya se convierte en un gatillo, en un generador de ideas, como el "je me souviens" (me acuerdo), el mágico sintagma para reconstruir el rompecabezas de la memoria. Una puerta de entrada, la invocación que nunca falla.
‘Por qué Georges Perec’ es un homenaje ferviente, una carta de amor letraherida. Tan perequiano es Kim Nguyen que cada 23 de junio deja indicaciones precisas a un librero para que regale un ejemplar de la monumental ‘La vida instrucciones de uso’ al primer cliente que entre en el establecimiento poco antes de las ocho de la tarde. A esa misma hora, el 23 de junio de 1975, fallece el principal personaje de la novela, Percival Bartlebooth.
Tan perequiano es Kim Nguyen que cada 23 de junio deja indicaciones a un librero para que regale un ejemplar de 'La vida instrucciones de uso’ al primer cliente que entre poco antes de las ocho de la tarde
Entre las muchas razones para entrar o quedarse en Perec, me ha estremecido la número 127. El autor se prodigó en juegos, lipogramas, malabarismos con el lenguaje, crucigramas, acotamientos del espacio, listas y otros vértigos taxonómicos, experimentos y observaciones de lo infraordinario, obsesiones todas ellas, aduce Nguyen, que constituyen "la imagen invertida de lo que más le atormenta: la falta, la ausencia, la orfandad". Hijo de judíos polacos emigrados a Francia, su padre falleció en el frente y su madre en el campo de Auschwitz; a los 6 años quedó al cargo de sus tíos paternos. Ahí está la clave, en la energía inextinguible que emana de la ausencia. Los divertimentos de Perec son un juego muy serio.
‘Por qué Georges Perec’
Autor: Kim Nguyen
Traducción:
Editorial: La uÑa RoTa
76 páginas. 12 euros
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