CRÍTICA DE LIBROS

Catherine Guérard, la misteriosa escritora amante secreta de François Mitterand

Tránsito rescata en castellano una de las dos únicas obras que nos dejó la misteriosa Catherine Guérard, que dedicó además a François Mitterrand

J. D. Salinger: el misterio sin fin

Seudónimos, heterónimos, anónimos y huraños: ocho grados de anonimato

La escritora francesa Catherine Guérard.

La escritora francesa Catherine Guérard. / ARCHIVO

Valèria Gaillard

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¿Quién no conoce el caso del norteamericano J. D. Salinger, prototipo de escritor desaparecido, o bien el del esquivo Thomas Pynchon, que publica desde el más absoluto silencio? Sin embargo, el de la francesa Catherine Guérard (1929-2010) es del todo desconocido y resulta aún más inquietante. Guérard publicó solo dos novelas, 'Ces princes' (1955) y 'Renata sin más' (1967), con la que estuvo a punto de ganar el Goncourt, y luego, nada. Silencio. En Francia se la ha recuperado recientemente y se ha descubierto que el François a quien dedicó su segundo libro es nada menos que François Mitterrand y que tuvo también una aventura con el periodista y escritor Paul Guimard, hecho que aporta la clave para interpretar las cartas que arrastra consigo a todas partes la protagonista de su última novela, que supuestamente se llama Renata. Renata sin más. 

Se podrían hallar puntos en común con otra escritora marginal, Hélène Bessette (1918-2000), aunque esta, pese al apoyo de grandes figuras como el oulipiano Raymond Queneau y la admiración de grupo del Nouveau Roman, como Marguerite Duras y Nathalie Sarraute, no consiguió el éxito de público esperado y cayó en el olvido. Ambas autoras, Guérard y Bessette, presentan una literatura totalmente original a nivel formal y toman como personaje central en sus obras principales la figura más desfavorecida y sometida que haya: la criada.

Criada emancipada

Efectivamente, en 'Renata sin más', que Tránsito acaba de publicar con traducción –excelente– de Regina López Muñoz, encontramos una empleada doméstica que, de un día para otro, se despide de su señora: quiere ser libre. Se podría hablar de una Félicité –para tomar como referencia el cuento iniciático de Gustave Flaubert alrededor de una sirvienta– que se rebela y manda a su señora a freír espárragos. Como si fuera un plano secuencia, la narración sigue desde una focalización interna los pensamientos de esta criada que se emancipa y celebra su nueva condición de persona libre paseando por París (el de los años 60), intentando disfrutar de su tiempo y haciendo en todo momento lo que le apetece. Así pues, estamos en las antípodas del relato de Flaubert y también de Ida, de Bessette, donde se profundiza, al contrario, en la sumisión y la crueldad de los patrones y del poder en general. 

El lector sigue el monólogo interior de la protagonista, que se materializa en una prosa sin puntos de ningún tipo ni párrafos; tampoco están marcados los diálogos

Siguiendo una técnica similar al flujo de la consciencia, el lector sigue el monólogo interior de Renata, que se materializa en una prosa sin puntos de ningún tipo ni párrafos. Tampoco están marcados los diálogos (no hay separación entre relato y discurso) y el texto fluye al ritmo de los razonamientos de la criada liberada que rehúye cualquier atadura, por mínima que sea, que pueda hacer sombra a su libertad. Renata se encuentra con diversas personas, vendedoras ambulantes, cajeras, revisores del metro, hasta una sillera, y su sensación de libertad aumenta cuando puede afirmar que todos estos oficios son en el fondo propios de esclavos.

Reflexión sobre la libertad

En este sentido, la novela ofrece una poderosa reflexión sobre la libertad que se insiere en la corriente literaria que inauguró en el XVIII 'Jacques el fatalista y su amo', de Denis Diderot, novela de aventuras con trasfondo filosófico que reflexiona sobre la libertad y el destino, la relación entre amo y esclavo. Guérard plantea en términos actuales este binomio o tensión de poder que tanto fascinaba a Georg Wilhelm Friedrich Hegel para constatar que nadie es libre, sobre todo en un contexto capitalista en el cual todo pasa por el dinero. ¿Se puede ser libre prescindiendo de él? ¿Se puede volver al bosque primigenio y vivir en harmonía con la naturaleza?

La empresa de Renata es tan ambiciosa como irrealizable. Seguimos sus pasos intrigados para saber cómo va a terminar esta señora, ya mayor, que se pasea por los bulevares con sus cajas y que hace frente a la sorpresa e incredulidad de su entorno: ¿cómo va a dejar de trabajar?, ¿de qué va a vivir?, ¿no ve que llueve? Ella solo quiere ser libre, sentarse en bancos y mirar, pero en sociedad no es fácil: todos corren arriba y abajo, preocupados por sus quehaceres, y los que escapan a la rueda infernal son incomprendidos y marginalizados. Guérard también muestra la desesperación de un personaje cada vez más aislado en su locura de querer ser libre, una lucha contracorriente que lo va convirtiendo en un ser monstruoso. 

La autora muestra la desesperación de un personaje cada vez más aislado en su locura de querer ser libre, una lucha contracorriente que lo va convirtiendo en un ser monstruoso

En definitiva, una obra impactante, totalmente actual e intensa, que invita a una reflexión sobre un tema central, la libertad, a partir de un relato altamente original a nivel formal (en la línea de Bessette y mucho antes que una Eimear McBride, por ejemplo). Una novela que enciende el deseo de seguir leyendo más de Catherine Guérard, aunque solo quede una sola novela pendiente de ser traducida.  

'Renata sin más'

Autora: Catherine Guérard

Traducción: Regina López Muñoz

Editorial: Tránsito

172 páginas. 18,50 euros