ENTREVISTA A MARÍA CASADO

"Mi tele es la que se hacía en los años 70 y 80"

La presentadora de 'La mañana de la 1' reivindica el trabajo de los profesionales de TVE de hace 30 y 40 años en un libro lleno de anécdotas y testimonios

María Casado, fotografiada este jueves en Madrid.

María Casado, fotografiada este jueves en Madrid. / periodico

Juan Fernández / Madrid

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Doce años después de sentarse por primera vez ante una cámara de Televisión Española, María Casado (Barcelona, 1978) ha sentido la necesidad de indagar en las esencias de su oficio. La respuesta se la han dado los que hicieron posible la tele en este país desde su fundación hasta finales de los años 80. Las anécdotas y confesiones que le contaron las ha ordenado en ‘Historias de la tele’ (Aguilar), un viaje televisivo y sentimental por cuatro décadas de historia popular de este país.

-Le he oído decir que este libro surge de un momento de decepción con su trabajo. Así es. En marzo cumpliré 40 años, una buena excusa para echar la vista atrás y hacer balance. No sé si se deberá al momento vital que atravieso, pero de pronto he tenido la sensación de que mi oficio ha perdido su esencia, que ha renunciado al motivo por el que quise dedicarme a esto siendo una cría de 12 años.

-¿En qué consiste esa esencia? En estar cerca de la calle, de la gente, de sus vidas y sus intereses. Al final, el periodismo consiste en contar historias reales que solo puedes conocer cuando te acercas a ellas. Los periodistas de hoy pasamos demasiado tiempo en las redacciones delante de un ordenador. Hemos perdido el contacto piel a piel con la gente, pero las historias las deben contar los protagonistas, no los teletipos ni los mensajes de Twitter.

-Y para confirmar esa sospecha, decide irse a hablar con los que trabajaron en Televisión Española hace 30 y 40 años. ¿Qué esperaba encontrar? Cuando llegué a la tele me quedaba embobada oyendo a los veteranos contando cómo era este trabajo en los años 70 y 80. Escuchando sus batallitas, pensaba: ¡Cómo me habría gustado vivir esa época! Me hablaban de experiencias muy intensas, de pasillos llenos de compañeros, de reportajes hechos a pie de calle. Mi tele es aquella, es con la que más me identifico. Siento que he llegado 30 años tarde a esta profesión, que mi momento era aquel.

-¿Se imagina quién habría sido usted en aquella época? No sabría decir. Para hacer este libro he hablado con profesionales como Rosa María Calaf o Mayra Gómez Kemp, y admiro el trabajo que hicieron mujeres como Rosa María Mateo, Julia Otero y otras muchas en una época en la que la tele era, sobre todo, una cosa de hombres. Con su esfuerzo allanaron el camino para que luego llegáramos las demás. No me importaría haber sido cualquiera de ellas, pero también habría sido feliz detrás de las cámaras, sin ser conocida.

-¿Qué tenían los profesionales de aquella tele que no tienen los de ahora? ¿Conoce la frase: ‘lo hicieron posible porque no sabían que era imposible’? Se les podría aplicar perfectamente. Fue una mezcla de inconsciencia e ilusión, de valentía e imaginación. Todo lo hacían artesanalmente, sin medios. Al principio, incluso, bajo una dictadura, pero sortearon las dificultades a base de voluntad. Se inventaron la tele sin haberla visto antes. Sobre todo, en aquella tele había mucho talento.

-¿Lo echa en falta ahora? El ERE que hubo en TVE nos ha privado de una experiencia y un conocimiento del medio que no se ha podido suplir. Por supuesto, la savia nueva que ha entrado después ha venido muy bien, pero echo en falta que esos jóvenes puedan irse a la sección de Internacional de los informativos y preguntar a alguien que haya estado en los países y las guerras de las que hablan en sus piezas. Ahora se tira de Google y Wikipedia, pero los veteranos que se marcharon estuvieron allí y lo vivieron en persona.

-De ‘La Clave’ al ‘Un, dos, tres’, de ‘La bola de cristal’ a ‘Los Chiripitifláuticos’. ¿Qué ha sentido investigando en la trastienda de aquellos programas? Ha sido emocionante, porque a cada paso me iba acordando de mi madre, de mi abuela y de las personas con las que veía aquella televisión. Todo el mundo recuerda con quién estaba cuando Uri Geller dobló la cucharilla en el programa de Íñigo o cuando Martes y Trece hizo el 'sketch' de las empanadillas. Veíamos los mismos programas a las mismas horas, tenemos los mismos recuerdos. La historia de la tele es la historia de nuestras vidas.