Los niños de familias desahuciadas tienen más problemas de salud

El porcentaje es de un 15,2%, cinco veces superior al del global de menores

Miembros de la PAH paran un desahucio en L'Hospitalet, este mes.

Miembros de la PAH paran un desahucio en L'Hospitalet, este mes.

TONI SUST / BARCELONA

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Era de prever que los niños que viven en familias que han perdido sus viviendas por impago de la hipoteca arrastrasenn algún peso emocional por esta circunstancia, pero el Observatorio DESC y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, con la ayuda de varios investigadores, se propusieron averiguarlo y para ello encuestaron a 1.000 personas de familias que han vivido un proceso de ejecución hipotecaria, el que se abre por impago, que no necesariamente acaba en desahucio, pero que supone vivir la misma angustia en el proceso. Los autores del informe, presentado este martes, han comparado los datos de la encuesta de salud que la Generalitat elabora cada año, con los de los 1.000 encuestados. Las preguntas se formulan a los adultos, al igual que en la encuesta de salud.

Según el estudio, el Informe de emergencia habitacional en Catalunya. Impacto de la crisis hipotecaria en el derecho a la salud y en los derechos de los menores, la mala salud afecta a un 3,8% del total de niños catalanes. Entre los de familias que han sufrido una ejecución hipotecaria el porcentaje es casi cinco veces superior: un 15,2%. En general, se aprecian síntomas de tristeza en un 10% de los menores, frente al 50% de los de familias afectadas. Solo un 17% de los niños de familias desahuciadas (o que han estado a punto de serlo) tiene buenos resultados escolares, frente al 48% general.

RELACIONES FAMILIARES

El estudio aporta testimonios de familias que explican cómo complica la vida un problema de vivienda, lo que resulta significativo si se tiene en cuenta que un 55,8% de los hogares en proceso de ejecución hipotecaria viven familias con niños. El informe alerta del rechazo de algunos niños a sus padres por culparles del impacto emocional que supone perder la vivienda o vivir con el riesgo de perderla, o vivir en ella tras ocuparla después de perderla. El patrón de renuncias al que obliga la dificultad suele ser parecido: un 75% de las familias han tenido que abandonar una o más actividades extraescolares de sus hijos : la mitad deja primero las actividades deportivas del niño.