Una boda en exclusiva

Una joven relata su sorpresa tras constatar que en tres iglesias de BCN le pedían tarifas de hasta 1.500 euros solo por acoger su enlace

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Clàudia estaba convencida de que eso de las exclusivas en las bodas era coto privado del famoseo y las revistas del corazón hasta que se puso a buscar iglesia para celebrar el enlace con el que hoy es su marido. Fueron a consultar en los templos barceloneses que más ilusión les hacían y se llevaron el chasco de que «en los tres» les adjudicaban el fotógrafo y las flores y, además, les pedían «un precio de partida» para el enlace. Tarifas que iban de los 500 euros de la iglesia de la Concepció hasta los 1.500 de Santa Maria del Mar, pasando por los 700 de Santa Maria Reina, según relata. «¡Solo por casarte allí!», exclama quien prefiere usar el nombre ficticio de Clàudia.

«Íbamos de novatos y no teníamos ni idea, pero al ver que en todas las iglesias nos ponían precio mi novio y yo alucinábamos porque no nos lo esperábamos. Nos daba rabia al pensar que nos pedían dinero en la que dicen que es la casa de Dios, la casa de todos...», recuerda. La indignación iba a más al entrar en detalles: «En Santa Maria Reina nos obligaban a coger sus flores, su fotógrafo y su cura, las plegarias, las partituras que se interpretarían... ¡Todo!», expone. Había margen para la negociación, pero eso sí: con una penalización por cada servicio que se quisiera modificar. «Si traías tu fotógrafo, 150 euros más; si querías poner tú las flores, otros 150 euros a añadir», recuerda Clàudia. «Los tres templos tienen sus tarifas y no rebajan el precio. Se lo pueden permitir con su tremenda lista de espera de más de un año», dice.

SORPRESA

Si Clàudia tuviera que aconsejar a futuras parejas, tiene muy claro que les recomendaría la parroquia de Sant Vicenç de Sarrià, donde ella finalmente celebró la boda. «No nos impusieron nada y no paraban de repetir que todo era según la voluntad. Hicimos cálculos y pagamos 300 euros por la luz y todo el mantenimiento. Una amiga que tiene un taller de flores hizo la decoración y aceptamos la coral que nos recomendó el padre, que nos encantó», explica.

Un alivio tras comprobar que en otros templos «todo fuera encaminado al negocio». «Entonces piensas, con el agobio que llevo organizando todo, que me tenga que pelear con el restaurante y el catering tiene un pase, ¿pero con la iglesia también? No te lo esperas», destaca. Ahora que está embarazada hay dos cosas que tiene muy claras antes del parto: el sexo del bebé -será niña- y dónde no celebrará el bautizo «bajo ningún concepto».