JOSEP LLUÍS TRAPERO

De la calle a la cúspide

El comisario Trapero, ayer, en el Dia de les Esquadres, en Rubí.

El comisario Trapero, ayer, en el Dia de les Esquadres, en Rubí.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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Hasta ahora, el máximo responsable policial de los Mossos había sido siempre un oficial llegado de otro cuerpo policial. Así, Joan Unió venía del Cuerpo Nacional de Policía, y Josep Milan, de la Policía Local de Sabadell. Con ellos siempre cundía la sensación de que el cuerpo de los Mossos era aún demasiado joven para estar comandado por uno de los suyos, como si siguiera en una minoría de edad que le incapacitaba para gobernarse a sí mismo. Con la llegada de Josep Lluís Trapero al puesto de comisario jefe, esa frontera se traspasa, pues por primera vez un policía que ha iniciado su carrera en los Mossos llega a la cúspide del cuerpo.

El nuevo jefe de los Mossos es un policía obsesivo, un enfermode su profesión, que empezó de agente patrullando en la calle y que ahora, con 47 años y 23 después de ingresar en el cuerpo, ha alcanzado la jefatura. Con su nombramiento, elconsellerde Interior, Ramon Espadaler, coloca al frente del cuerpo a un policía independiente y obsesionado con la corrupción.

Nacido en Santa Coloma de Gramenet, en el barrio de Singuerlín, este hijo de inmigrantes castellanos es un hombre hecho a sí mismo. La dureza del camino ha moldeado un carácter tan idealista -le fascina la figura de Barack Obama y suele apelar a su«sí, se puede»- como directo y seco, rayano en la antipatía. Un desafío en su nuevo puesto será mejorar sus dotes diplomáticas. Igual que sus relaciones con los periodistas, de los que, como poco, desconfía. Austero en su vida privada, circula en moto, tiene un pequeño utilitario y su única afición es cultivar un huerto.

Su carácter duro e implacable le ha granjeado una legión de admiradores y no pocos enemigos. En los otros cuerpos policiales se le ve como«un talibán de los Mossos»por su extremo celo en la defensa de las competencias de la policía autonómica y su obsesión por que entre en instancias internacionales.

Ahora, de Trapero se espera que ejerza un liderazgo fuerte en un cuerpo policial que precisa un incentivo moral, pues se encuentra anímicamente muy castigado por las polémicas (sobre todo las generadas por las pelotas de goma) y los recortes. De hecho, en sus primeras palabras tras ser nombrado jefe del cuerpo, pidió al resto de los comisarios«valentía en la toma de decisiones»y«liderazgo del colectivo».Interior considera que la labor de su antecesor, Josep Milan, que fue capaz de mantener unido un cuerpo en el ojo del huracán, permite ahora abrir una etapa más ambiciosa.

Siempre con el referente moral del fallecido fiscal anticorrupción David Martínez Madero, Trapero ha coordinado estos últimos años algunas de las principales investigaciones contra la corrupción. Fue él quien creó la unidad de los Mossos dedicada a combatir esa lacra. Sus hombres llevaron las pesquisas que permitieron desmantelar la red clientelista que orbitaba alrededor de los prostíbulos Saratoga y Riviera, así como la investigación delcaso Palauy la del Ayuntamiento de Sabadell.

La mayor parte de su carrera se ha desarrollado en el ámbito de la investigación. Se le considera el arquitecto de la Comisaría General de Investigación Criminal. Una de sus prioridades fue el combate contra los multirreincidentes y las redes de explotación de seres humanos. Bajo su mandato se ha golpeado a tramas de explotación chinas, a la mafia rusa y a las redes criminales nigerianas, entre otras. Además, convirtió el área de desaparecidos y la de secuestros y extorsiones en un referente para otras policías, sobre todo con la desarticulación de la presunta mafia de los Casuals.

Años difíciles

Pese a su cargo, no ha dejado de participar personalmente en las pesquisas de algunos casos. Así, en septiembre del 2009 él mismo detuvo a Remedios Sánchez, conocida comolaMataviejaspor haber acabado con la vida de tres ancianas. Desesperado porque, aunque tenía identificada a la sospechosa, no se la lograba localizar y se temía que volviera a actuar, el comisario Trapero salió de su despacho y se sumó al dispositivo de búsqueda en la calle. Cogió un coche de paisano para empezar a hacer y deshacer el recorrido que se creía que seguía la sospechosa. En esa ruta, vio un salón recreativo. Los investigadores sabían que Remedios era adicta a los bingos. Barajando la posibilidad de que también estuviera enganchada a las tragaperras, el comisario entró en la sala, donde encontró, ante una máquina, a la asesina en serie que, en su móvil, llevaba la sintonía deDevuélveme la vida,de David Bustamante.

Los últimos años no han sido fáciles para él. Pese a los éxitos policiales, ha visto como algunos de sus subordinados de confianza han sido imputados, acusados de corrupción por sus relaciones con un confidente. Él, que siempre ha considerado esa imputación injusta, les ha defendido a capa y espada.