"Sabía cómo aterrorizar y generar mucha tensión"

Agredió a una de sus parejas hace años. Fue algo aislado, según él. El caso es que años más tarde, con la que entonces era su compañera sentimental, se dedicó a lo que él mismo reconoce que puede hacer muy bien: aterrorizarla. «Sabía ponerme en situaciones de muchísima tensión y sobreactuar». Y a renglón seguido asume el diagnóstico, el origen de su problema: «No entender a la otra persona y no tener empatía».

Recuerda que lo que más le encendía era cuando su pareja lo amenazaba con la ruptura. Gabriel (nombre ficticio) fue un hijo maltratado. «Mi padre me pegaba auténticas palizas», recuerda. «Supongo que por eso he generado violencia, sobre todo verbal», deduce. A la pregunta de si recaerá, responde que no se siente ya un maltratador pero añade: «Un exfumador o un exalcohólico saben el riesgo que tienen de volver a caer pero no sé cual es el riesgo en un maltratador». Sostiene que la terapia le ha servido «para desarrollar la empatía y huir de situaciones de tensión, dado que existe en mí una tendencia impulsiva, no sé si genética o aprendida».