Análisis

El riesgo de caer en la generalización

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Josep Maria Lahosa
JEFE DE PREVENCIÓN DEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

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Con las bandas latinas nos encontramos frente a un fenómeno aún poco conocido, con lagunas de conocimiento y análisis. Debe tenerse en cuenta que el primer informe oficial realizado en todo el Estado lo elaboró en el 2003 la Guardia Urbana de Barcelona a partir de su trabajo de campo y de la detección como fenómeno que llegaba a la calle.

Se trata sin duda de algo básicamente de carácter social y, en términos de fenómenos sociales, siete años son pocos para alcanzar el suficiente conocimiento de su funcionamiento. Ahora bien, estos mismos siete años son un periodo demasiado largo frente al riesgo de fractura y etiquetaje social de todo un colectivo, en este caso formado mayoritariamente por jóvenes latinoamericanos con una determinada forma de vestir.

Parece claro para la mayoría de profesionales que trabajan en el ámbito social y de la seguridad en Barcelona, que la gran mayoría de jóvenes latinos, incluso los que pueden formar parte de un determinado grupo, no tienen como objetivo vital el delito. Eso no quita que existan en estos grupos –del mismo modo que pueden estar presentes en cualquier organización– individuos con intereses espurios que vean la oportunidad de desarrollar actividades ilegales o de transgresión. Sobre esta base, el Ayuntamiento de Barcelona lideró una aproximación que contó con la inestimable cooperación de entidades, académicos y servicios públicos, y que resultó novedosa y relevante. Y lo fue porque permitió explicar claramente cuáles eran los parámetros sociales y legales en los que la sociedad barcelonesa asienta su funcionamiento, y que nos ha permitido asimismo crear las condiciones para «separar el grano de la paja», es decir: para dar respuestas sociales a fenómenos o problemas sociales y respuestas del sistema penal ante la transgresión y el delito.

La aproximación desarrollada en Barcelona se ha basado en un esfuerzo de conocimiento del problema para tomar decisiones de política pública, prevenir y, en la medida de lo posible, anticiparse. Respuestas sociales frente a problemas sociales y más coordinación entre los operadores que intervienen en la ciudad, esta fue la opción de Barcelona.

En este sentido, la participación de los distintos actores que intervienen en la ciudad –la multiplicidad de operadores públicos de las diferentes administraciones y también las entidades ciudadanas– ha sido un ingrediente esencial en esta construcción de política pública. Es un planteamiento que nace de la convicción de estar frente al reto de definir una de las políticas públicas más complejas, tanto por ser uno de los ámbitos centrales del bienestar ciudadano, la seguridad, como por incidir en aspectos tan relevantes como los valores cívicos, los derechos y deberes individuales y colectivos, o las percepciones que sobre el entorno urbano y las relaciones entre este y los ciudadanos.

Podemos afirmar que, pese a la posibilidad de conflictos puntuales, que se producen, la aproximación de Barcelona al fenómeno de las bandas latinas ha demostrado su eficacia. Nadie puede negar que la situación es mejor hoy que años atrás: conocemos mejor el fenómeno y nuestros servicios públicos están en mejores condiciones para responder. Por todo ello, hemos podido construir un mensaje claro para las bandas latinas de la ciudad: en Barcelona, quien quiere construir su historia vital cuenta con los recursos de la Administración como cualquier ciudadano, pero quien opta por la transgresión y el delito como forma de relación o de vida, solo obtiene la respuesta de la ley y el sistema penal.