RELIGIÓN

China se convierte en el mayor productor de Biblias del mundo

Desde que abrió en 1986, Amity Printing ha editado 50 millones de unidades en 90 idiomas

Un grupo de chinos que profesan la religión cristiana celebran una misa clandestina en un piso, en Pekín.

Un grupo de chinos que profesan la religión cristiana celebran una misa clandestina en un piso, en Pekín.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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El éxito de la Biblias en mandarín evidencia el gigantismo chino. En el país asiático no se celebra la Navidad, fin de año cae en febrero y buena parte de la población, sobre todo la rural, no ha oído hablar nunca de Jesús o lo asocia a una leyenda. Además, solo hay un 1% de cristianos. Pero aun así, una fábrica china de Biblias centrada en el mercado interior es la mayor productora mundial.

Desde que abrió en 1986, la compañía Amity Printing ha imprimido 50 millones de unidades. El 80% es-

tán escritas en mandarín y se venden por unos 10 yuanes (menos de un euro). También edita ejemplares en ocho lenguas de minorías étnicas. El resto se exporta: el grueso va a parar a África, Asia y Centroeuropa. Hay Biblias en 90 idiomas, desde el eslovaco al suahili pasando por el braille. Las ventas treparon desde el medio millón de ejemplares en 1988 hasta los 6,5 en el 2005. Últimamente triunfa la edición de bolsillo, dirigida al público joven.

AMPLIACIÓN DEL NEGOCIO

La demanda ha obligado a ampliar el negocio. La empresa se trasladará en unos días a unas nuevas instalaciones de 85.000 metros cuadrados en un polí-

gono industrial que comparte con Motorota y Ford en los aledaños de Nanjing, la capital de la provincia oriental de Jiangsu. La nueva planta tendrá capacidad para imprimir un millón de Biblias cada mes y se espera que produzca una de cada cuatro en el 2009. Será, de largo, la mayor fábrica de Biblias del mundo.

Eso ocurre en China, un país nominalmente ateo y sin relaciones diplomáticas con el Vaticano desde 1951, aunque el diálogo es más fluido con Benedicto XVI que con Juan Pablo II, azote del comunismo al que China cerró sus puertas. Amity Printing es unajoint ventureformada por sociedades de caridad cristiana chinas e inglesas. La mayoría de los 600 empleados son campesinos con apresurados estudios de edición sin devoción religiosa e inmersos en la producción de libros sagrados con frialdad funcionarial. La fábrica está desnuda de la iconografía religiosa: ni crucifijos ni cuadros.

La empresa solo tiene permitido distribuir las Biblias a través de la Iglesia Católica Patriótica (ACP), dependiente de Pekín y única permitida, y no a los cristianos clandestinos. Se suele estimar que hay cinco millones de fieles en la ACP y 10 millones leales a Roma, es decir, clandestinos. Los criterios son confusos e ignoran que la frontera no es clara: muchos alternan iglesias con misas clandestinas en pisos privados dependiendo de cuál esté más cerca.

PROHIBIDA POR MAO

La Biblia estuvo prohibida hasta que Deng Xiaoping, que subió al poder en 1978, decretó la libertad de culto. Mao vio las religiones como supersticiones feudales que entorpecían la modernización del país, por lo que los textos sagrados terminaron en piras durante la Revolución cultural (1966-1976), cuando el único libro que no descubría a su poseedor como un subversivo burgués era elLibro rojode Mao. A principios de la década de los 80 aún se aconsejaba a los extranjeros que no entraran en China con más de una Biblia, lo que hizo florecer el contrabando. Aunque hoy todavía está prohibido venderlas fuera del circuito trazado por la ACP, no es difícil encontrarlas en Pekín.

China desmintió recientemente un rumor que aseguraba que los atletas no podrían llevar Biblias a los JJOO. Pero las limitaciones siguen. La web olímpica oficial recomienda a los viajeros llevar solo una.