PROPUESTA DE LA ANC

El reverso de la lista unitaria

La fórmula electoral de la ANC para las elecciones municipales no garantiza mejorar los resultados del independentismo

Quim Torra y Elisenda Paluzie, el pasado mayo, en una concentración en la plaza de la Catedral de Barcelona, para pedir la libertad de los políticos presos.

Quim Torra y Elisenda Paluzie, el pasado mayo, en una concentración en la plaza de la Catedral de Barcelona, para pedir la libertad de los políticos presos. / periodico

Júlia Regué

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Se acercan las elecciones municipales y la ANC se ha volcado en diseñar una estrategia para lograr el mayor número de alcaldías independentistas, a sabiendas del papel que ya jugaron los dueños de la vara comprometidos con la república durante la previa al referéndum del 1-O. La apuesta de la entidad soberanista persigue la creación de listas unitarias en los 52 municipios catalanes de más de 25.000 habitantes, una fórmula electoral a la que se aferraron sin éxito para concurrir al 21-D. Buscan difuminar las siglas de partido e incluir a independientes que capitaneen el consenso e impliquen a la ciudadanía pero, pese a su empuje, ERC ya ha cerrado la puerta a este tipo de coaliciones preelectorales mientras el PDECat acoge la iniciativa con "cirugía fina". Pero, ¿una lista unitaria reúne más simpatías que la suma de las tres fuerzas independentistas?

Las coaliciones preelectorales se vuelven útiles cuando estas formaciones por sí solas no pueden rebasar la barrera electoral y su representación en la institución pende de un hilo. No es el caso del independentismo. También resultan convenientes si consiguen multiplicar sus votos, rascando papeletas de otros partidos y cercando un elector que vea poderosa la alianza. En este escenario, la Ley D’Hondt les auparía en cuanto a número de sillas. Pero la experiencia de Junts pel Sí demostró que fue contraproducente, con una fuga de votos en beneficio de la CUP. "Aquí entró en juego el factor psicológico, el comportamiento electoral de sus votantes, ya que no puede inferirse que sean fieles a las alianzas del partido con el que simpatizan", resume el Doctor en Ciencia Política, Marc Guinjoan.

La ANC busca la concentración del voto porque a falta de mayoría absoluta, toma la alcaldía el partido con más votos, según establece la ley. Pero el principal riesgo de la lista unitaria es quedarse como segunda fuerza y no situarse en el pódium. En este caso, para gobernar se hacen imprescindibles los pactos con otras fuerzas políticas, por lo que pueden encontrarse vacíos de alianzas y ver mermado su margen de maniobra.

Difícil conveniencia

El politólogo Pau Vall subraya el carácter municipal de estas próximas elecciones porque el electorado suele decantarse en este ámbito por las políticas de carácter social y no tanto por su discurso nacional. "Me cuesta imaginar que tendría éxito una campaña para las municipales sobre la independencia de Catalunya si, como es habitual, la agenda la copan elementos como la vivienda o las escuelas. Y, en eso, ERC PDECat tienen posturas diferentes y una coalición entre ellos las haría poco creíbles", reflexiona.

El independentismo reúne mayores dificultades en los municipios con más habitantes, aseguran los dos politólogos. Tomando los resultados de las últimas elecciones municipales, en ciudades como L'Hospitalet de Llobregat, donde tan solo tienen 4 ediles independentistas, frente a 11 de socialistas y 4 de naranjas, su alianza sería en vano. En Santa Coloma de Gramenet la plataforma vinculada a la CUP no aceptaría una coalición porque disfruta de 6 ediles mientras ERC y CDC no tienen ninguno. Los posconvergentes tampoco se aventurarían a esta alianza en Girona, donde arrasan con 10 ediles. 

Ahora bien, en Barcelona Lleida presentarse al unísono podría acercarles a la alcaldía. En los pasados comicios, CDC se situó como segunda fuerza, detrás de Barcelona En Comú y el PSC, respectivamente. Con un pequeño trasvase de votos de ERC en coalición probablemente hubiesen logrado ser el partido más votado. Eso sí, la oposición también podría haber reaccionado entonces con la configuración de un nuevo bloque de contención, aunque se trata de un hecho difícilmente plausible en Barcelona porque solo podrían rebasar al independentismo con una alianza que parece imposible entre 'comuns' y constitucionalistas.

En Tarragona los independentistas correrían el mismo peligro, ya que podrían empatar con el PSC. Esto podría provocar la unificación de los constitucionalistas o bien las llamadas a concentrar el voto en un solo partido, como intentó Cs durante la campaña del 21-D.