EN TV-3

ERC y Junts per Catalunya se distancian en el último debate electoral del 21-D

Daniel G. Sastre

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El último debate de la campaña electoral, el que se celebró este lunes por la noche en TV-3, tuvo la virtud de mostrar por primera vez en público las brechas entre los dos principales partidos independentistas. Después de unos días de lucha soterrada por la hegemonía en el campo soberanista, ERC y Junts per Catalunya exhibieron sus diferencias. Mientras la lista encabezada por Carles Puigdemont solo piensa en el retorno del 'expresident' y plantea el 21-D como un plebiscito entre él y Mariano Rajoy, los republicanos parecen dispuestos a abrir una nueva etapa, que podría hacerles compartir Govern con fuerzas no independentistas.

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En los tres debates de la campaña se ha demostrado que siete candidatos son demasiados para que el formato sea lo bastante ágil. El choque se convirtió en muchos momentos en un guirigay, con el moderador, Vicent Sanchis, incapaz de poner orden ante la voluntad de los invitados de 'colar' sus mensajes.

Pero sí quedó claro que los partidos que hasta hace unas semanas eran socios en JxSí tienen perspectivas de futuro diferente. Al menos por ahora, porque los resultados del jueves podrían provocar cambios en la situación. Jordi Turull, que actuó esta vez en nombre de JxCat, se limitó a repetir una idea durante todo el debate, la misma a la que su candidatura se ha agarrado en los últimos 10 días: "Las elecciones van de restituir al presidente 130 de la Generalitat, o de que siga el presidente 155. O Puigdemont, o Rajoy". Y no hubo más: Turull no quiso hablar de otra cosa, al margen de algunas alusiones a los "presos políticos", durante las más de dos horas de coloquio.

ERC siguió otro camino. Marta Rovira, que volvía a un debate después de que el partido la hubiera dejado en el banquillo en las últimas citas, mostró desde su primera réplica a Xavier García Albiol que quería hablar de otras cosas al margen del 'procés'. "Ustedes están instalados en el monotema", le dijo. Ella habló después de Rodalies, del corredor mediterráneo o de lucha contra la desigualdad.

C's hurga en la pugna

El problema era que sus hasta ahora socios de JxCat también lo estaban, y cuando Turull repitió que "en estas elecciones esto va de restituir el Govern", porque "medio Govern está en la cárcel y la otra mitad en el exilio", Inés Arrimadas aprovechó para hurgar en el distanciamiento incipiente entre los partidos independentistas. "Ese argumento no se lo compra ni [Oriol] Junqueras", le dijo. Y Rovira, más allá de reprocharle que hablara por boca del líder de ERC –preso en Estremera–, no la contradijo.

Al margen de que la pugna entre ERC y JxCat sea cada vez menos sutil, el debate dejó también claro que será difícil formar Govern según los resultados que esbozan las encuestas. Sin embargo, en este punto la número dos republicana fue por primera vez clara acerca de que aceptaría compartir Ejecutivo con partidos no independentistas. "No con los del 155", aclaró, en referencia a Ciutadans, PSC y PP, pero sí con Catalunya En Comú-Podem.

Vetos cruzados

Pero los vetos cruzados siguen pareciendo poco menos que insalvables. A no ser que una sorpresa tras el recuento del jueves depare un escenario no esperado por nadie, los bloques -el independentista y el constitucionalista- son de momento lo bastante impermeables como para pensar en que la gobernabilidad será difícil.

Lo dejó claro la gran distancia en el análisis de cómo hemos llegado hasta aquí: si el socialista Miquel Iceta cree que los últimos dos años han dividido a la población, han perjudicado a la economía catalana y "han estado a punto de destrozar este país", Carles Riera (CUP) afirma que el problema es que no se ha implementado "la república" frente a un "Estado dictatorial".

Una porra electoral

Para el capítulo de anécdotas, el cansancio de varios candidatos -a Arrimadas e Iceta se les vio muy resfriados- y el enfrentamiento inicial de Albiol con el moderador, al que afeó que en el pasado dijera que "el PP incitaba a la violencia fascista". Al final, los candidatos metieron su porra electoral en un sobre que no se abrirá hasta después de que se conozcan los resultados.