Arrimadas y Puigdemont se enzarzan con la corrupción y la guerra sucia

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont en el Parlament

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont en el Parlament / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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Sesión de control al ‘president’ Carles Puigdemont más bien anodina este miércoles en el Parlament y donde cada partido se ha dedicado a dar satisfacción a su clientela. La CUP ha preguntado por las políticas feministas; el PP sobre la erradicación de los ‘manteros’, cuestión que, por cierto, para Xavier García Albiol es erradicable “en cinco días”; Catalunya Sí que es Pot sobre unas presuntas irregularidades en el traspaso de la gestión de un centro hospitalario, un ámbito, el sanitario donde el candidato de Podemos en la confluencia catalana, Albano Dante-Fachín, cosechó sus mayores éxitos como periodista y el PSC sobre el entramado institucional del poder local. La única que ha roto la tendencia  ha sido la jefa de filas de CiutadansInés Arrimadas que ha intentado un ejercicio de anticipación.

Sabiendo que la publicación en EL PERIÓDICO, el martes, del dosier que prueba la existencia de la llamada ‘Operación Cataluña’, por la que el Estado, con fondos públicos, ha combatido a un adversario político, el independentismo, podía dar pie al ‘president’ a lucirse, Arrimadas ha intentado cortarle las alas antes de emprender el vuelo. Y lo ha hecho en dos movimientos: primero  ha calificado el ‘Fernándezgate’ de “chapuza inmora e intolerable”, para después exigir a Puigdemont que nose escude tras “discursos victimistas” para esconder los múltiples casos de corrupción que asolan a su partido. Unos casos, advirtió la diputada, que no se van a olvidar “por mucho que se cambien de nombre”, en alusión al rebautizo como Partit Demòcrata Català. Arrimadas ha culminado su intervención preguntándole al ‘president’ si pensaba comparecer o no ante el Parlament para dar cuenta de estos casos.

El único pero que cabría ponerle a la estrategia de Arrimadas es, si acaso, que Carles Puigdemont no es Artur Mas, y que, a diferencia del aún líder de CDC-PDC, no tenía mando en plaza cuando ocurrieron todos los casos de corrupción que, hasta ahora, han salido a la luz.

Puigdemont también has estado diestro y ágil en la respuesta y ha atacado a Arrimadas por el flanco más descubierto, el cambio de opinión de su partido sobre permitir que Mariano Rajoy pueda volver a ser investido presidente del Gobierno: “Estoy seguro que esa gran preocupación por la corrupción formará parte de las conversaciones de su partido con el PP para formar Gobierno”. Después ha reconocido la existencia de la corrupción y como medidas tomadas para atajarlas, una de las preguntas de Arrimadas, ha expuesto la creación de la ‘conselleria’ de Raül Romeva, de Exteriors, Transparència i Relacions Institucionals.

Porque al final, el objetivo con que ha acudido a la Ciutadella el ‘president’ este miércoles no era incidir en el ‘Fernándezgate’, sino defender una ‘conselleria’sobre la que, más de una vez, se han vertido chanzas y, por supuest, suspensiones vía el Tribunal Constitucional. Curiosamente, ni el martes la portavoz Neus Munté, ni el miércoles Puigdemont han entrado hasta el fondo en la cuestión de la ‘Operación Cataluña’.

Puigdemont ha aludido a un informe de la diplomacia española en el que se muestra preocupación por el grado de incidencia del relato del Govern en las cancillerías europeas para alabar a Romeva.