EL PULSO SOBERANISTA
Cisma en Moviment d'Esquerres
Moviment d'Esquerres (MES), el partido que aglutinaba a varias corrientes soberanistas escindidas del PSC, ha implosionado este sábado con la dimisión de 10 miembros de la dirección, entre ellos su fundador, el eurodiputado Ernest Maragall. En una carta, han argumentado que rompen el carnet porque no se identifican con su "orientación política" y consideran que la organización ha tomado un "rumbo erróneo y contradictorio". Los dimisionarios formaban parte de Nova Esquerra Catalana (NECat), la plataforma impulsada por Maragall que se unió en enero del 2015 a Moviment d'Esquerres, colectivo promovido, entre otros, por la 'exconsellera' Marina Geli.
En su misiva, el eurodiputado de ERC lamenta el "bagaje modesto y con clara tendencia a disminuir" de la formación política, que se enroló en las listas de Junts pel Sí en las elecciones del 27-S, y constata la "pérdida de personas" de la organización. Aduce que MES no ha sabido desmarcarse de la "tentación orgánica" y "el mantenimiento de la convicción ideológica socialista" y no ha logrado "el ensanchamiento del espacio social e ideológico" del soberanismo.
RESPUESTA OFICIAL
Unas críticas que ha obviado la presidenta de MES y diputada de Junts pel Sí, Magda Casamitjana, al replicar que la organización mantiene la "clara determinación de crear un espacio político como resultado de la confluencia de todos los socialistas soberanistas, a fin de que Catalunya cuente con una gran formación de izquierdas". De ahí que el consejo político del partido haya declinado la oferta de Demòcrates de Catalunya, la escisión de Unió, de concurrir al 26-J en una coalición denominada Junts per Catalunya que conformarían CDC, Reagrupament, Solidaritat Catalana y MES, con un cabeza de lista independiente.
Además de Ernest Maragall, la misiva lleva la firma de Pere Almeda, Jordi Angusto, Francesc Colomé, Zacarías Henar, Fina Masip, Pep Mòdol, Inma Ranera, Gemma Sendra y Max Vives. En su opinión, MES no se ha convertido en la "gran izquierda catalana" que sus fundadores creían "tan posible como necesaria" al no conseguir "sumar tradiciones y culturas políticas". Afirman además que no comparten "ni en su definición ni en su ejecución" la orientación del partido, que se ha distanciado de la concepción inicial de Nova Esquerra Catalana para convertirse en "una nueva sigla menor" en el mapa político catalán.
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