Iglesias cambia el tono y se ceba contra Mas

El 'president' le compara con Aznar pese a su disculpa por apelar a los orígenes

Pablo Iglesias y Lluís Rabell, en Martorelles.

Pablo Iglesias y Lluís Rabell, en Martorelles. / periodico

JOSE RICO / SANT BOI DE LLOBREGAT

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La primera erupción de la campaña electoral se resiste a bajar de intensidad. Ni el ungüento de la disculpa ha servido para suavizar el escozor que ha provocado en el independentismo la estrategia de Pablo Iglesias de hurgar en las raíces familiares de los catalanes para combatir el abstencionismo el 27-SPablo Iglesias . El líder de Podemos pidió perdón este lunes a quienes hubieran podido sentirse "ofendidos" por su apelación a "quienes no se avergüenzan de tener abuelos andaluces o padres extremeños", pero el presidente de la Generalitat, Artur Mas, evitó finiquitar el toma y daca al comparar a Iglesias con José María Aznar y la "ultraderecha"José María Aznar . Iglesias y Catalunya Sí que es Pot, la lista de Lluís Rabell, se frotaron las manos con el obús del 'president' porque vieron la ocasión de polarizar la campaña con un cuerpo a cuerpo directo con Mas.

A decir verdad, el secretario general de Podemos no rectificó sus palabras. Las matizó. "Si alguien ha podido sentirse ofendido, lo siento", fue su sucinta disculpa, seguida de una justificación de su mensaje: la intención era movilizar a ese segmento de población, radicado en los barrios humildes de Barcelona y en los núcleos metropolitanos, que no acostumbra a votar en las elecciones catalanas y que a los independentistas les conviene que sigan quedándose en casa el 27-S para blindar su mayoría en las urnas.

Pocas horas después, Mas, en calidad de número cuatro de la lista que comparte con Oriol Junqueras y que encabeza Raül Romeva, alineó las tesis de Iglesias con las del ala dura del PP y la extrema derecha: "El vestuario y el peinado son diferentes, pero el discurso y el argumento son los mismos". En tromba, un enardecido Iglesias exigió a Mas "respeto" por su familia, víctima del franquismo, y le reclamó que "no se burle de la memoria de los catalanes", echándole en cara el pacto del Majestic que Jordi Pujol firmó con Aznar para sostenerlo en el poder y el apoyo de CiU a todas las leyes del Gobierno de Mariano Rajoy que han recortado derechos sociales y laborales.

El líder del partido lila concluyó que Mas prefiere que Rajoy siga en la Moncloa porque "con el PP gobernando en España le será más fácil mantenerse en el sillón" de la Generalitat, y volvió a advertir de que a la lista de Junts pel Sí le conviene una baja participación. "No solo hay que votar para echar a Rajoy, también para echar a Mas", recordó en Sant Boi de Llobregat, uno de esos feudos históricos de la izquierda donde la movilización se resiente en los comicios autonómicos.

GUIÑO A LA CUP

La invectiva del líder de CDC ayudó además a Iglesias a disimular su cambio de tono, que se evidenció no solo con su leve acto de contrición, sino también en el guiño que lanzó a la CUP 24 horas después de atizarle por no aclarar si allanará la investidura de Mas. El dirigente podemita se declaró "aliado" del derecho a decidir de los catalanes y pidió a la lista de Antonio Baños que "no se confunda de enemigo" porque la CUP y Sí que es Pot pueden entenderse en muchas cuestiones tras las elecciones. Sintonía que también admitió como posible la número dos de la lista cupera, Anna Gabriel.

El protagonismo de Iglesias en la primera parte de la campaña está relegando a un segundo plano al presidenciable de Sí que es Pot, Lluís Rabell, que este lunes exhibió el apoyo del sector independentista de ICV para intentar retener a ese tercio del electorado ecosocialista que apuesta por la secesión y para lanzar el anzuelo a los votantes de ERC y la CUP que no quieran ayudar a reelegir a Mas.