EL DESAFÍO SOBERANISTA

Rajoy renueva su firmeza frente a Mas y ridiculiza la tercera vía

Mariano Rajoy tras su intervención en el Senado, ayer.

Mariano Rajoy tras su intervención en el Senado, ayer.

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Ni reforma de la Constitución ni mucho menos consulta. La primera no se encuentra entre sus «prioridades»; la segunda es «ilegal». Un día después de que el Consejo de Ministros impugnara la convocatoria del 9 de noviembre ante el Tribunal Constitucional (TC) y de que este la suspendiera a toda velocidad al admitir a trámite el recurso, Mariano Rajoy exhibió firmeza frente a Artur Mas, a quien advirtió de que «la primera obligación de un gobernante es cumplir la ley», y ridiculizó la tercera vía que pide el PSOE, a través de una reforma federal de la Carta Magna que el presidente del Gobierno, rodeado del aplauso cerrado de los suyos, tachó de conjunto de «eslóganes y frases sin contenido».

El lunes, durante su breve comparecencia, Rajoy dijo estar «abierto al diálogo» sobre una modificación de la ley fundamental. Ayer, en el Senado, ante la insistencia de los socialistas, precisó un poco más su posición, que tiene mucho de forma, de puro gesto, y muy poco de contenido. Al menos por ahora. «Si algún grupo político, por ejemplo el suyo, quiere reformar la Constitución, estoy dispuesto a escuchar sus propuestas. Pero hoy esta no es la prioridad de este Gobierno», señaló.

A partir de aquí, el líder del PP intentó desmontar la oferta del PSOE: por inconcreta, desenfocada y estar diseñada, a su juicio, para aplacar al independentismo catalán en lugar de para recoger las demandas de todos los ciudadanos. «Primero debe decirse con claridad qué se quiere hacer y para qué -contestó a la nueva portavoz socialista en la Cámara alta, María Victoria Chivite-. No es lo mismo hacerla para contentar a alguien que para atender a una demanda mayoritaria de los españoles. Y sería importante saber con qué grupos quieren llegar a un entendimiento. No es lo mismo con quien defiende el derecho de autodeterminación que con quien quiere recentralizar el Estado. No vale hacer eslóganes ni frases sin contenido».

En lugar de recoger el guante y emplazar a Rajoy a sentarse y dialogar sobre esa reforma constitucional, Chivite, que antes de nada mostró su apoyo a los recursos del Gobierno contra la consulta, le replicó que era el presidente quien debía tomar la «iniciativa» de la propuesta socialista. El líder del PP lo tuvo fácil. «Su propuesta es que hay que hacer una reforma de la Constitución, pero que yo tengo que decir cuál debe ser su contenido», replicó.

EL «ALEJAMIENTO» / Con la consulta, el presidente no se movió del guion. Frente al nacionalista Josep Lluís Cleries, que sostuvo que la suspensión del 9-N «aleja aún más del Estado a los catalanes», Rajoy acusó a Mas, al que no citó, de «saltarse la Constitución» y «atentar contra los derechos de los ciudadanos». También negó cualquier paralelismo con Escocia, que celebró un referéndum de autodeterminación, en el que perdió la independencia, el pasado 18 de septiembre. «No me hable de Escocia -zanjó-. En Escocia se cumplió la ley, en Escocia no hay ni la mitad de la mitad de la mitad del autogobierno de Catalunya».