Transparencia y algo más para los ayuntamientos

Un reciente análisis de las webs de los ayuntamientos catalanes (abril del 2012-marzo del 2013) revela que más del 90% de estas ofrecen una información insuficiente, aunque van aumentando los indicadores de diversas mejoras, especialmente en cuanto a la información que ofrecen. Globalmente se aprecia una mejoría en relación al Índice de Transparencia de los Ayuntamientos (ITA) 2009, que aunque medía la transparencia de ayuntamientos de España, no de Catalunya, establecía unas tendencias que se van confirmando y otorgaba la primera posición al de Sant Cugat del Vallès. Felicidades, pues, a las administraciones que mejoran y a sus responsables.

Sin embargo, déjenme poner el acento en algunos aspectos que llaman poderosamente la atención. El estudio revela que la información de las webs sobre los representantes políticos es escasa y no mejora. Ello concuerda con la sospecha de la falta de transparencia de las organizaciones locales de los partidos, que son la cantera básica de los cuadros políticos locales que, de resultar elegidos, configuran los equipos locales de gobierno. Otro elemento clave manifiestamente mejorable es la información sobre la gestión de los recursos públicos. La mayoría de las webs no facilitan información suficientemente comprensible sobre planificación, presupuesto y ejecución presupuestaria. Sin comprensión de la información no es posible la participación: no puedo opinar con fundamento si no sé de qué hablo. Por otro lado, muchas de las webs presentan recursos técnicos para la participación ciudadana que conllevan un importante problema: se trata de un concepto de participación unidireccional, que no facilita la interacción administración-político-ciudadano.

Sin embargo, la transparencia no lo es todo. La gobernanza del riesgo de corrupción -que no la prevención del peligro de ella, que es ya un momento tardío para evitarla puesto que los peligros suelen ser inminentes- conlleva no solo la necesidad de transparencia, sino también de modelos regulatorios novedosos (basados también en la autorregulación privada), así como de sistemas de fiscalización de carácter transversal mediante agencias independientes. Para que la lucha contra la corrupción sea creíble nuestras investigaciones demuestran que además de transparencia se requiere entrar en el meollo de la acción administrativa y establecer, entre otros, registros eficientes de intereses de actividades, fijar un mayor rigor en los sistemas de selección para puestos de trabajo público, justificar el personal eventual para evitar el clientelismo partidista, reducir la discrecionalidad en la planificación urbanística y motivar el procedimiento y tipología del contrato administrativo. Sin olvidar, además, que el meollo de la corrupción es casi siempre económico y que, por tanto, además de transparencia, es preciso algo más: voluntad real de erradicarla. Solo así es evitable que un ayuntamiento como el de Sabadell pueda ser incomprensiblemente a la vez líder en transparencia y objeto señalado de corrupción.

DIRECTOR DEL CENTRE DE RECERCA EN GOVERNANÇA DEL RISC (UAB)