siete diputados explican su voto

Grave ruptura del consenso de 1978

PERE MACIAS (CiU)

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Que el Congreso de los Diputados vote solo con los votos del PSOE y el PP y el solitario apoyo de los conservadores navarros una reforma de la Constitución es un hecho político de extraordinaria gravedad.

La negativa del PSOE, del PSC y del PP a aceptar cualquier fórmula que permitiera salvaguardar la autonomía financiera de las comunidades ha hecho que, desde CiU, pese a defender el principio de estabilidad presupuestaria, no hayamos participado en la votación. Tampoco lo han hecho ERC, ICV, IU, ni los nacionalistas vascos, navarros y gallegos.

Desde CiU reconocemos la gravedad de la situación financiera y compartimos que hay que adoptar medidas contundentes para acotar el déficit fiscal. Pero en la actuación de los dos grandes partidos españoles ha faltado serenidad, diálogo y voluntad de propiciar acuerdos. Ha sobrado improvisación y prepotencia, pero lo más grave es que se haya expulsado del consenso constitucional a buena parte de los que protagonizamos ese amplio y generoso acuerdo, que ha hecho posible un largo periodo de democracia y prosperidad. Esta reforma exprés es un segundo episodio que adelgaza y envara el papel integrador de la Constitución. El primer episodio fue la sentencia del Estatut. Allí hubo un primer punto de coincidencia entre las sensibilidades de la derecha y la izquierda españolas.

Ahora, el precipitado pacto perpetrado por los dos partidos españoles, con la complicidad acrítica e incondicional de los socialistas catalanes, consolida una sensación de fin de etapa. Ya no quieren compartir ese espíritu que hizo posible una Constitución abierta e integradora, donde tenían cabida las distintas visiones territoriales. Desde la óptica de las relaciones Catalunya-España, nada parece contradecir la creciente sensación de que estamos terminando un período y empieza una nueva transición.

Los que hemos vivido esta intensa semana en el Congreso somos conscientes de que cada vez se están levantando muros más altos. Llegará un día que ni el más hábil saltador será capaz de superarlos.