En el ojo del huracán

Doscientos cincuenta miembros de la Unidad Militar de Emergencias, UME, siguen trabajando para liberar a los ocupantes de los vehiculos.

Doscientos cincuenta miembros de la Unidad Militar de Emergencias, UME, siguen trabajando para liberar a los ocupantes de los vehiculos. / periodico

Albert Sáez

Albert Sáez

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El lío de la AP-6 ha llegado en un momento especialmente convulso en las relaciones entre la concesionaria, Abertis, y el Gobierno de Mariano Rajoy. La historia se puede resumir más o menos de la siguiente manera. Criteria es el accionista de referencia de Abertis con algo más del 20 % de las acciones. Criteria es un holding -una entidad que vehicula inversiones pero que no gestiona empresas- en manos de la Fundació Bancària La Caixa, también accionista de Caixabank. Las sociedades tipo holding lo que buscan son inversiones de gran volumen que den rentabilidades sostenidas en el largo plazo. Son la antítesis del pelotazo y de los fondos buitre. La finalidad última de Criteria es dar dividendos a la Fundació para asegurar la pervivencia de la Obra Social que supera anualmente los 500 millones en acción comunitaria y cultural. La obligación, pues, de Criteria es asegurar la rentabilidad en el largo plazo. Y en el caso de Abertis está amenazada por la creciente oposición política y social a renovar y alargar las concesiones de las autopistas, su principal activo. Es en este contexto en el que se pone en marcha una doble oferta públcia de adquisición (opa) sobre la compañía: la de Atlantia, en manos de la familia Benetton, y de la Hotchtief, vinculada a Florentino Pérez. Los analistas bursátiles son claros en la valoración de ambas ofertas: el equilibrio está en el precio de Hotchief con el proyecto industrial de Atlantia, un grupo con experiencia en el sector. Y aún así, el precio de Hotchief incluye el pago de un 20% en acciones de la constructora, más en la línea del pelotazo que del largo plazo.

Todo esto no habría salido nunca de las noticias de economía si no fuera por el colapso de la autopista AP-6, gestionada por Iberpistas, filial de Abertis. Los dardos ministeriales contra la concesionaria coincidían en el tiempo con la resolución de un doble recurso contra la opa de Atlantia por parte de los ministerios de Industria y de Fomento en base al carácter estratégico de Hispasat, una filial de Abertis que da servicio a las comunicaciones militares. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) rechazó a media tarde el recurso, pero en el mundo financiero los dardos de la DGT sobre Abertis se interpretaron como una muestra de hostilidad del ejecutivo hacia la compañía para intentar que abone la oferta de Hotchief. Ya lo ven, otra vez el efecto mariposa: unos automovilistas atrapados por la nieve pueden llegar a cambiar el precio de unas acciones, siempre claro con la intermediación de los gobiernos.

El ejecutivo de Rajoy se apuntó en esta ocasión al habitual populismo contras las concesionarias. Una práctica del todo habitual y que es, en parte, responsable de que Abertis deje de tener unos accionistas de referencia que miran el largo plazo y entre en manos de la cultura del pelotazo. Veremos con qué consecuencias. Cada día que pasa resulta más desafortunada la expresión "concesión" para nombrar los servicios públicos que la incapacidad de los estados deja en manos privadas. Más que un privilegio privado son un fracaso público y una manera de esconder la irresponsabilidad de las administraciones.