Retos y rémoras del nuevo curso escolar

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El curso escolar que se inicia el lunes en Catalunya provoca sensaciones encontradas en la comunidad educativa y, por extensión, en los padres de los alumnos, Por una parte, hay un consenso generalizado por parte de maestros, expertos en pedagogía y Administración en que es preciso un salto de calidad en la formación de los niños y los jóvenes porque el modelo actual ha dado muestras suficientes de déficit de eficiencia. Por otra, quienes tienen la responsabilidad de estar en primera línea -los enseñantes- denuncian que los medios con que cuentan no son los que precisan para ese loable objetivo. Basten dos datos: este curso, pese a que habrá en los centros públicos catalanes unos 800 docentes más que la temporada pasada, aún serán unos 1.500 menos que en el 2011, cuando empezaron los recortes, pese a que en estos cuatro años la población escolar ha aumentado en 30.000 alumnos.

A la vista de esta ecuación, la conclusión es nítida: las espaldas de los maestros han soportado y están soportando el peso de la crisis, y la estabilidad laboral que muchos de ellos tienen (los que son funcionarios) no ha significado una merma del compromiso con el papel social fundamental que desempeñan. Al igual que sucede con los médicos en la sanidad pública, la profesionalidad y el voluntarismo de los docentes han suplido muchas veces las penurias derivadas los recortes presupuestarios, y si la calidad de la enseñanza se ha mantenido en lo esencial ha sido gracias a su esfuerzo. Su estado de ánimo colectivo será ahora determinante para que cuajen o no las importantes reformas que se implantan este curso en las aulas: desde el incremento de las horas de matemáticas hasta los nuevos currículos de ESO o la ampliación del tiempo dedicado a lenguas. Y eso contando que la aplicación de la LOMCE será de baja intensidad porque la Generalitat, los docentes y las asociaciones de padres están de acuerdo en obviar tanto como se pueda esta pesada herencia que ha dejado José Ignacio Wert.

Un país mejor formado es un país más libre, no en el sentido político pero sí en cuanto a la realización y la plenitud de sus ciudadanos. Los catalanes que el lunes empiezan el curso escolar no votarán el día 27, pero de la calidad de la enseñanza que reciban hoy dependerá en buena parte el éxito o no de la Catalunya de mañana.