Casi todos los papeles

La historia de los papeles de Salamanca parece que está llegando a su fin, más de cinco años después de la ley que aprobaba la completa devolución de la documentación catalana incautada por el régimen franquista. La quinta entrega, procedente del Centro Documental de la Memoria Histórica, llegó al Arxiu Nacional de Catalunya la noche del pasado miércoles en un clima de incertidumbre hasta el último momento. Como declaró elconseller Ferran Mascarell, la devolución «tiene un enorme valor simbólico, porque fueron confiscados en tiempos de dictadura y devueltos en democracia». La alegría, sin embargo, no es completa, porque aún queda en Salamanca una cuarta parte del material: documentos públicos y privados, correspondencia, el fondo de revistas y periódicos, los carteles de propaganda y banderas. Es decir, un fondo significativo y no precisamente marginal.

Para entender la dilación, conviene retener un dato importante. Entre el empeño demostrado desde Catalunya por la devolución íntegra y la posición enconada del PP, con la agitación ciudadana que promovió, los ocho recursos presentados en los tribunales y el hecho de convertir los papeles en un asunto de honor patrio, el Gobierno ha primado con honestidad la seguridad jurídica por encima de la rapidez. Al final, más temprano que tarde, debe cerrarse este tema de estricta justicia para dar carpetazo a una página ignominiosa del pasado.