De La Soul, fiesta de ritmo entrecortado

El productor hip hop/electrónico Nick Hook había puesto SonarPub a punto de ebullición con una sesión impecable e implacable. Se suponía que De La Soul continuarían su trabajo sin miramientos, pero su paso por el festival fue una fiesta de ritmo desigual, interrumpida quizá en exceso por intervalos dedicados a la interacción con el público.

"Levantad las manos por el amor a la música hip hop", pedía al comienzo el DJ/ocasional MC Maseo. Y todos levantamos los brazos, claro. Fue solo la primera en una larga lista de peticiones. Nada más arrancar el show, Dave (antes más conocido como Trugoy) nos preguntaba dónde estaba la fiesta, si por la parte central, si por la derecha, si por la izquierda… Se sugirió a los fotógrafos del foso que dejaran las cámaras para poner las manos en el aire. Unos minutos después, a la altura de la íntima 'I am I be', Posdnous pedía que todos ilumináramos la noche con las pantallas de nuestros móviles. Un rato más tarde había que gritar "ha-aaa".

¿Y la música? También hubo, aunque no con la banda completa que hace poco se llevaron de gira; quizá por eso tampoco abunda el repertorio del orgánico 'And the anonymous nobody' (2016), su primer disco en 12 años. Sea como sea, por supuesto, hay grandes momentos, como 'Stakes is high' (aquella diatriba contra el rap materialista que produjo Dilla) o la 'groovy' 'Oodles of o’s' (tema inaugural de 'De La Soul is dead', que cumplió un cuarto de siglo el año pasado).

Los clásicos absolutos de la Edad de Oro del Rap se concentraron en la recta final: escuchar casi seguidas 'A roller skating jam named 'Saturdays'', 'Me, myself and I' y 'The magic number' compensó cualquier altibajo de ritmo, cualquier momento de animación de más.