SECTOR INMOBILIARIO

La compra de viviendas por parte de rusos se desacelera en Catalunya

La pérdida de valor del rublo y las restricciones administrativas dificultan las nuevas operaciones

Turistas rusos pasan delante de un hotel en construcción en Cambrils.

Turistas rusos pasan delante de un hotel en construcción en Cambrils. / periodico

MAX JIMÉNEZ BOTÍAS / BARCELONA

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Parecía que los ciudadanos rusos iban a rescatar al profundamente deprimido sector inmobiliario español --especialmente, al catalán- con su participación en el mercado. Y así ha sido en los últimos años de la crisis, en los que este colectivo extranjero ha sido el que en mayor proporción ha incrementado su peso en la compraventa de viviendas.

Pero el embargo impuesto por la Unión Europea (UE) por el conflicto de Ucrania este verano ha complicado notablemente los trámites para obtener un visado, a lo que se ha sumado la caída del valor del rublo, que ha encarecido las inversiones en espacio del euro para los rusos. De poco ha servido la entrada en vigor de la ley de emprendedores, promulgada para facilitar la residencia en el país a quienes realicen compras por encima de los 500.000 euros. La nueva legislación no ha incrementado las operaciones realizadas por los rusos, aunque sí han subido las compras realizadas por ciudadanos chinos, para los que no hay obstáculos administrativos añadidos.

Con datos del segundo trimestre del año del Consejo General del Notariado, el peso de los rusos en las compras de viviendas en Catalunya descendió al 9,9% del total de operaciones realizadas por extranjeros, frente al 11,6% del primer trimestre del 2014. En cuanto a las cifras en el conjunto del Estado español, las compras de viviendas por parte de rusos han caído del 8,2% en el primer trimestre al 7% en el segundo. Por delante de los rusos se mantienen los colectivos tradicionales: británicos y franceses. La desaceleración del mercado ruso se ha agudizado durante los meses de verano, según reconocen diferentes fuentes del sector.

TRÁMITES MÁS DUROS

«Muchos inversores interesados en comprar se han encontrado con que se han endurecido los tramites administrativos para realizar transferencias de dinero», comentó a este diario Luis Marsà, presidente de la asociación de promotores de Barcelona (APCE) y de la inmobiliaria La Llave de Oro, que ha realizado no pocas ventas a los ciudadanos rusos. «Los bancos rusos piden más requerimientos que los que solicitaban antes a los ciudadanos que transferían divisas», prosigue.

En noviembre del 2013, por cada euro se pagaban 43 rublos, mientras que en octubre del 2014 se cambiaban en 52,6 rublos, lo que quiere decir que para los ciudadanos rusos se ha encarecido un 22,3% la compra de euros en un año. «Los ciudadanos, pero también las empresas disponen de menos dinero y están menos dispuestos a invertir», explica Joan Carles Codina, abogado especializado en el sector inmobiliario y en el colectivo ruso.

El ciudadano medio ruso, que realiza operaciones en España de entre 100.000 y 150.000 euros, «está sufriendo la misma situación», comenta Codina. «Los gastos generales en su país son bajos. No pagan agua y la electricidad y la gasolina son más baratas que en España lo que hasta ahora les ha permitido disponer de recursos para invertir fuera, pero ahora la situación ha cambiado».

La divisa no es la única barrera de entrada: «Un cliente ruso me ha explicado que no le han dejado venir a España este año. No le han dado el visado», cuenta el abogado. No es de extrañar, así, que la presencia rusa en la feria inmobiliaria Barcelona Meeting Point haya remitido en la edición del 2014 que se inicia esta semana. «Seguirán viniendo», comentó el director del certamen, Josep Maria Pons, «pero es verdad que en estos momentos cuentan con mayores restricciones para hacerlo», agregó.

COMPENSACIÓN

Para algunos agentes del sector, el embargo impuesto por la Unión Europea perjudica a España y a otros países, como Portugal, con lo que deberían aplicarse mecanismos para resarcir a la industria inmobiliaria de las pérdidas potenciales, como se han hecho en otros sectores, como el de la fruta. «Debería pedirse una compensación económica» recomienda Codina. En su opinión, el daño no acaba en las restricciones, ya que a los ciudadanos rusos que no se les ha dado visado durante este periodo pueden acabar desplazando su interés hacía otros países con igual sol y menos restricciones.