tú y yo somos tres

Una jornada particular

FERRAN MONEGAL

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Hombre, qué alegría. Después de años y años arreando aJorge Javier Vázquezdesde este rincón por sus mezquinas martingalas, sus trampas, su impulso y fomento del canibalismo, su falta de escrúpulos... Después de casi un decenio de basurilla y miseria, por fin puedo mandarle hoy un saludo entusiástico y cordial. Nos acaba de ofrecer una sesión deHay una cosa que te quiero decir (Tele 5) que ha sido disfrutable, hermosa, imaginativa, entretenida... ¡Ah! Qué rareza más bienvenida. Ha conseguido queSofía Lorenestuviera en su plató, y le ha construido una sobresaliente filigrana escénica. La gran diva italiana fue al programa para rendir un homenaje aMilagros, la que fue su sastra durante el tiempo que estuvo en España rodando las películasOrgullo y pasiónyEl Cid, y con quien forjó una entrañable amistad. Y ahora, 50 años después, se han reencontrado en el plató de Tele 5.Milagros, frágil, ilusionada, esperaba una sorpresa sentada en el sofá. Pero no sabía cuál. Y cuando vio en pantalla aSofía, exclamó:«¡Ay! ¿De dónde habéis sacado esa foto?». O sea, creía que le habían puesto una foto de laLoren, y no se daba cuenta de que estaba ahí, de verdad, para protagonizar lo que llegó inmediatamente: un emotivo reencuentro. ¡Ah! Fue un golpe muy bueno.

Al margen de la delicadeza de ese instante, de esa ternura entre la humilde sastra y la gran estrella, cabe resaltar sobre todo la entrevista que le hizoJorge JavieraSofía Loren. En un momento transformaron el plató en un tendedero, y rodeados de ropa recrearon aquella extraordinaria escena que ideóEttore Scolapara la películaUna giornata particolare, aquella secuencia en la azotea, cuandoSofía(Antonietta) va tendiendo la ropa y se encuentra conMarcello Mastroianni(Gabriele), periodista perseguido por losfasciosdeMussolinipor su condición homosexual. PrecisamenteJorge Javier, con oportuno sentido del humor, le decía aSofíamientras iban recogiendo la ropa:«¿Qué tipo de hombre me recomiendas para ser feliz?». YSofía, extrañada, y hasta un poco mosca, contestó:«Pero bueno...Tú eres un hombre, ¿no?». ¡Ahhh! Tardó solo 10 segundos en entenderlo. Y entonces apostilló: «¡Comprendo! ¡Maricón! ¿Se dice maricón?», y todos, incluidoJorge Javier, nos desternillábamos literalmente.

¡Ahh! Hoy me toca darles un masaje en lugar de morderles. Es una rareza. Lo hago con sumo placer.