tú y yo somos tres

«¡Sinvergüenzas!, ¡golfos!»

FERRAN MONEGAL

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Concluidos los trabajos de pico y pala sobre el cadáver deEncarna Sánchez y su relación conLa Pantoja, ahora tocaba el capítulo 2 deMi gitana(T-5), es decir, escarbar sobre los bárbaros recalentones ymachihembramientosentre la tonadillera yJulián Muñoz. Y para dotar alshow de mucho impacto y mucho morbo, invitaron aMayte Zaldívarallí mismo, en el plató, para que fuera reviviendo su colosal cornamenta. ¡Ahh! Descubrámonos de nuevo ante la perfección del engrudo: nadie, absolutamente nadie, supera a Tele 5

en la construcción de pestilencias. Son unos verdaderos maestros. Decía el presentadorSanti Acosta, para ir tensionando el ambiente:«¡Dice el refrán que la cornuda siempre es la última en enterarse!». Efectivamente. Y allí tenían a la señoraZaldívar, para hacerle la caridad de que se entere. Lo más surrealista de esta sesión es que a la cornuda -dicho sea con todos los respetos- le fueron colocando imágenes de la teleserie, los momentos más tórridos del actor que interpretaba aJulián Muñoz, apalancado sobre la actriz que corporizaba aIsabel Pantoja, secuencias de bárbara pasión, boca contra boca, morro contra morro, también desparramados en el lecho, en una ferocidad amatoria encabritante y tremenda. Y ante aquella explosión de sexo de la teleserie,Mayteiba gritando a la pantalla, furiosa:«¡Sinvergüenzas!, ¡golfos! ¡Eso es vicio! ¡Vicio y morbo! Hijo de tu santísima madre, ¡y tú me decías que era mentira! ¡Golfos, golfos los dos!»O sea, que lo que en realidad hacia esta señora era hablar con la tele. ¡Ahhh! En un curiosísimo ataque de dislexia entre la realidad y la ficción, increpaba al actor y a la actriz de la teleserie, asimilándolos, confundiéndolos, con sus verdugos de verdad,Julián eIsabel. Hemos asistido pues a un tremendo ejercicio de turbación y desconcierto sobre la marcha, una abducción cerebral y sensorial provocada por el propioshow, que los psicólogos y médicos conocen como síndrome de Charles Bonnet, naturalista suizo que en 1740 fue el primero en estudiar este tipo de alucinaciones.

Advierten los expertos en esta materia de que los grandes estadios de la alucinación, los traumas derivados de la incapacidad de saber discriminar la realidad de la ficción, vienen siempre impulsados por materias estupefacientes potentes. Lo que todavía no han estudiado los expertos es que cuando Tele 5 se pone a emitir su engrudo, consigue un nivel alucinógeno muy superior.