tú y yo somos tres

Sin escrúpulos sobre el muerto

FERRAN MONEGAL

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Había que llenar el programa (Materia reservada, Tele 5). Aguantar y estirarlo como un chicle hasta las 2.30 de la madrugada. El tema estrella, el gancho anunciado y publicitado, era elcaso Urdangarin. Pero había tan poca novedad esta semana que no podían pasarse otra vez cuatro horas poniendo las imágenes de archivo del palacete de Pedralbes, o aquellas de cuando fue a declarar con su abogado bajando la calle de la Audiencia de Mallorca. O sea que, de pronto, la espumosa y versátilEmma Garcíacambió de tercio y nos anunció:«¡El suicidio de Manuel Mota, director creativo de Pronovias! ¡Así fueron las últimas horas de este gran artista nupcial!»Y como que la información que se dispone de este luctuoso suceso se agota en menos de cinco minutos de reloj, nos prepararon una recreación. ¡Ah! Las recreaciones sobre muertes son ejercicios particularmente cafres, que usan algunas cadenas cuando no tienen argumentos informativos a exponer. En este caso concreto lo cafre y lo canalla se entremezclan. Buscaron a un figurante que se prestase a la tétrica comedia, y nos escenificaron el suicidio del diseñador, mejor dicho, nos teatralizaron lo que ellos han elucubrado que sucedió, haciendo volar sin escrúpulos su imaginación.«Las 2.15 de la tarde. Entra en el lavabo. Se sienta en la taza del váter. Deja el bolso entre sus piernas. Saca un cuchillo de cocina. ¡Y se lo clava en el corazón!», nos decía una voz enoff, acentuando el tono narrativo en plan película de terror. Y veíamos en pantalla al figurante contratado, interpretando al difunto, y haciendo la macabra impostura del suicidio, cuchillo de cocina y váter incluidos, naturalmente. Confieso que ya no me quedan adjetivos para calificar tan denigrante ejercicio de simulación televisiva sobre un ser humano que hace apenas siete días que se suicidó. No sé qué habrán sentido su madre, su hermana, su pareja, sus amigos, al ver la infame pamema sobre tan dolorosa tragedia. Supongo que el asco y la indignación es superior a la que he sentido yo como espectador.

TRAMPAS Y MANOSEO .- Acaba de advertir con tristezaIñaki Gabilondo(Para todos La 2, La 2):«El gran pecado de nuestro oficio no es la opinión: es el manoseo de los hechos. En la exposición de los hechos se hacen trampas continuamente. Eso es lo que hay que denunciar». Efectivamente. Y esta denuncia no afecta a la información política solamente.