CRÓNICA

Hilarante trilogía de Mozart

Dei Furbi seduce al público de La Seca con su relectura de las óperas

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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Más difícil todavía. Después de ganar un Max con su versión libre de La flauta mágica, Dei Furbi se enfrenta ahora en La Seca a la trilogía creada conjuntamente por Mozart y su libretista Da Ponte. De la mano de su directora, Gemma Beltran, la compañía consigue edificar un espectáculo que, en poco más de una hora,  fusiona Las bodas de FígaroDon Giovanni y Così fan tutte. Una síntesis arriesgada pero resuelta con desbordante imaginación y un gran sentido lírico, lúdico y visual puesto al servicio de la crítica al abuso de los privilegios de la aristocracia, la sumisión de la mujer y la fragilidad de la condición humana que laten en el trasfondo de esas obras.

Beltran va a la esencia del contenido de las piezas y con una hábil relectura dramatúrgica consigue entrelazarlas para construir un espectáculo que acaba cautivando al espectador. Para lograr su propósito mezcla teatro, danza, canto a capela, mimo y el espíritu carnavalesco de la commedia dell'arte. Con estos elementos y un compenetrado equipo de intérpretes no solo construye un espectáculo pletórico de humor sino que logra trasladar la cara escondida de la tragicomedia mozartiana.

Uno de los elementos esenciales del montaje es la escenografía presidida por un gigantesco vestido de época. Este artefacto móvil juega un gran papel en la ambientación de algunas de las acciones. Los personajes aparecen por la parte superior de una falda sin cabeza (alusión irónica al sinsentido del ser humano), por debajo de los pliegues o en los provocados vuelos del vestido. Son especialmente hilarantes los pasajes que corresponden a la parte dedicada a Don Giovanni, con el protagonista y Leporello en el centro del enredo o la escena de Là ci darem la mano con la seductora Zerlina.

Robert González, Queralt Albinyana, Anna Herebia. David Marcé y Albert Mora, que se alterna con Marc Pujol, dan respuesta a las exigencias de una producción que les obliga a un gran despliegue actoral y en el canto donde, sin alardes líricos pero con aceptable afinación, cumplen sobradamente. No se lo pierdan.