EL MUNDO DE LA INVESTIGACIÓN

Vales lo que publicas

Investigadoras 8 Trabajo a bordo del 'Hespérides'.

Investigadoras 8 Trabajo a bordo del 'Hespérides'.

LUIS MAURI
A BORDO DEL 'HESPÉRIDES'

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No solo los escritores valen lo que publican. O los periodistas, que en su caso solo valen lo que han publicado la víspera. Una ley de orden similar rige en el campo de la ciencia. Un científico vale lo que publica. No solo lo que publica, también cuenta el prestigio de la revista donde lo publica y cuántas veces sus colegas citan dicha publicación en sus propios trabajos. Así se mide la valía y la cotización de un investigador en la comunidad científica internacional. Y de esa medida puede depender un contrato o una promoción.

El método de evaluación no adquirió un carácter formal, diríase científico, hasta los primeros años del siglo XX. Entonces empezó a instalarse en la comunidad científica la necesidad de puntuar de forma más o menos objetiva y transparente los méritos profesionales e intelectuales de sus miembros.

El 'Índice H'

Con los años, las técnicas de evaluación se han multiplicado, especialmente en las últimas dos décadas. Una de las más usadas hoy es el llamadoÍndice H, en honor a su creador, el físico Jorge Hirsch. ElÍndice Hda una puntuación de 20 al investigador que haya publicado 20 trabajos cada uno de los cuales haya sido citado al menos 20 veces por otros científicos. Cuanto más elevado es el índice, más cotizado es su poseedor.

La eclosión de las bases de datos de acceso inmediato a través de internet ha supuesto un salto gigantesco. Sitios comoWeb of Science yScopusofrecen clasificaciones exhaustivas de cuántos trabajos ha publicado un científico cualquiera, qué categoría tienen las publicaciones que le han dado amparo, cuántos colegas han citado su trabajo en sus artículos científicos, etc.

Esta circunstancia preocupa, y mucho, a los investigadores. Una encuesta realizada en junio del año pasado por la revista científica británicaNaturereflejaba que la mayoría de ellos aprueban el uso de criterios de medición, aunque les inquieta la tendencia de los métodos a ceñirse a medidas de fácil evaluación (número de trabajos publicados, número de citas de colegas…) y desdeñar otras más complejas (trabajo de campo, tutoría de doctorandos, enseñanza…)

Aunque la publicación de trabajos es hegemónica, no es la única vara de medir. También cuentan las intervenciones en congresos y la habilidad para defender el propio trabajo ante los colegas. En EEUU, además, para determinar la valía de un investigador es importante el desarrollo profesional de los doctores cuyas tesis él dirigió.

La clasificación por trabajo publicado tiene, por supuesto, efectos adversos. La fiebre por publicar puede«inducir a más de uno a profundizar menos en su trabajo»,dice a bordo delHespéridesel químico Jordi Dachs. Esa ansiedad, en opinión de la bióloga Marta Carranza,«a veces empuja a plantear una investigación más en función de lo se pretende publicar que de lo que se puede aprender en realidad».