"Yo soy un mosso al que tratan como si no lo fuera"

El caso del escolta Evaristo Camacho

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JESÚS G. ALBALAT / BARCELONA

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Evaristo Camacho tiene 45 años y vive en Viladecans. También es de la promoción del 2001. Ha servido en el grupo de escoltas. Cuando sufrió el accidente a raíz del que perdió un brazo velaba por Josep Piqué, que entonces era presidente del PP en Catalunya y senador. También ha protegido a miembros del Govern y a diversas personalidades. Llegó a tener el nivel tres de especialidad y un plus.

El 29 de mayo del 2006 tenía que asistir a un curso de formación en la central de la policía autonómoca en Sabadell. Cogió su moto y se cayó en la autopista. Le amputaron un brazo. Una infección le complicó la recuperación. "Lo primero que me vino a la cabeza fue: '¿Qué pasa ahora con el trabajo?'", explica. Primero le prometieron que no pasaría nada, pero no fue así. "Me dijeron que me buscara trabajo y que ya no podía ser policía". Pidió que le recolocaran, como a otros compañeros, al existir la segunda actividad. "Tú no puedes hacer lo que hacías antes", le repitieron.

HUMILLANTE

Camacho estuvo un año y medio de baja. Un día recibió una carta en la que le comunicaban que le daban de baja de la Seguridad Social y de nómina. "Quería trabajar", insiste. Presentó una demanda y la ganó. Mientras se tramitaba el pleito, pidió una plaza de técnico de apoyo. Al cabo de dos años se la dieron. "Estaba en una oficina y dependía del jefe de administración, que no es mosso», dice. Perdió el plus de especialización y la carrera profesional. "Soy un mosso al que le tratan como si no lo fuera. No me dejaron ni recoger una medalla del uniforme. Se me prohibió. Es humillante".