INFORME DE ECAS

La pobreza extrema afecta ya al 12% de los catalanes

Las entidades del Tercer Sector destacan el "fracaso de las políticas sociales" y reclaman garantizar la diginidad de todos

Un indigente duerme en plena calle en Barcelona.

Un indigente duerme en plena calle en Barcelona. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Con la precisión de las estadísticas y con el contrastado aval de quienes conocen la realidad sobre el terreno, las entidades sociales catalanas han rebatido las prósperas expectativas macroeconómicas y los mensajes optimistas que llegan desde los estrados institucionales y aventuran la salida definitiva de la crisis. Asociaciones que desarrollan su discurso hablando de la calle, de hogares en dificultades para llegar a fin de mes, de quienes ni siquiera saben si mañana dormirán bajo un techo. De una precariedad creciente, en definitiva, que se ilustra con una cifra palmaria: uno de cada diez catalanes vive en situación de pobreza extrema. A efectos prácticos, el dato se refiere a aquellos hogares cuyos ingresos disponibles totales no llegan al 40% de la renta media.

La inquietud se plasma en el aumento en más de dos puntos y medio de esta situación de carencia severa en apenas 12 meses, al pasar del 9,1% del 2013 al 11,7% del año pasado. El riesgo de pobreza es consecuencia de la caída de las rentas medianas en los hogares catalanes, que han pasado de los 33.064 euros disponibles del 2009 a los 30.407 cinco años después, según refleja el 'Informe Insocat de indicadores sociales en Catalunya' que este viernes ha presentado Entitats Catalanes d’Acció Social (ECAS). Al paupérrimo panorama económico para muchas familias se suma lo que Teresa Crespo, presidenta de ECAS, ha calificado de “fracaso de las políticas sociales”.políticas sociales” “Un ejemplo de que la estrategia es equivocada es la campaña del ‘Gran Recapte d’Aliments’, un parche en lugar de afrontar la problemática que lo ocasiona destinando más recursos públicos a las necesidades sociales”, ha dicho Crespo.

El análisis pone de relieve “la debilidad del sistema de protección social y la poca capacidad de las inversiones públicas” para afrontar las desigualdades, y lo hace con cifras que arrojan luz sobre una realidad que, no obstante, requiere de matices de consideración. Uno de ellos lo ha aportado Mercè Darnell, adjunta de acción social de Cáritas Diocesana de Barcelona, al remarcar la notable precarización del mercado laboral: “Hace años, cuando una persona salía del paro, el mero hecho de encontrar empleo implicaba que dejara de ser pobre". Pero ahora ha dejado de ser garantía por el descenso de sueldos de 700 u 800 euros en muchos casos”, ha expuesto Darnell.

VULNERABILIDAD

Todo ello sin obviar las tremendas dificultades que encuentran la mayoría de los parados para volver a encontrar trabajo en las actuales circunstancias. La tasa de desempleo de larga duración, la que comporta un año o más inactivo, se sitúa en el 11,5%, casi el doble de la media europea (6,1%), mientras que el 59% de los parados llevan un año o más en esta situación, ha recordado Darnell.

Con más de la mitad de los desempleados catalanes que llevan más de 12 meses buscando empleo, aumenta la cantidad de familias que sufren grandes carencias. Un 6,3% de los hogares sufren el fenómeno de la privación material severa, lo que comporta que no se pueden permitir al menos uno de los siguientes desembolsos: pagar la hipoteca o el alquiler, mantener la casa a temperatura adecuada, comer carne, pollo o pescado cada dos días, y afrontar un pago imprevisto. 

En este contexto, se vuelven cotidianas situaciones inconcebibles años atrás, “como coger agua de la fuente, usar linternas en lugar de encender la luz o familias ocupando inmuebles”, ha detallado Karmele Equiza, de la Fundació Adsis. Aumentan las dificultades en un contexto que se torna dramático para aquellos que ya resultaban vulnerables en épocas de bonanza. “No caigamos en el error de pensar que solo quien trabaja merece una buena vida porque hay mucha gente con discapacidades y problemas mentales que necesitan apoyo público y más empatía de toda la sociedad”, ha dicho la dirigente de Cáritas.

Sobre la cobertura de los más necesitados, Crespo ha destacado que pese a que en el 2014 aumentaron los beneficiarios de la Renta Mínima de Inserción Renta Mínima de Inserción (27.071, un 8,3% más que el 2013), aún está lejos del nivel del 2010 (30.284 personas). Y ha recordado que la iniciativa legislativa popular para una renta garantizada de ciudadanía para asegurar unos ingresos mínimos para todo el mundo no ha prosperado hasta ahora en el Parlament, pese a que lo recoge explícitamente el artículo 24.3 del Estatut. Por eso ha reclamado a las autoridades que reconsideren su postura y unifiquen las ayudas actuales en una única prestación para posibilitar que la administración “optimice sus recursos y priorice la dignidad de la persona”.