Sílvia Rovira«La bicicleta es mucho más que competir y correr»

Guía olímpica. Hace 10 años un atropello la apeó de la élite de la bici de montaña. Y se reinventó.

«La bicicleta es mucho más que competir y correr»_MEDIA_1

«La bicicleta es mucho más que competir y correr»_MEDIA_1

GEMMA TRAMULLAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A los 25 años, harta de no encontrar a nadie que la acompañara a jugar a tenis, se compró una bicicleta, «una Rabasa que era un trozo de hierro», con la que empezó a ganar competiciones. En un santiamén ascendió a la élite mundial de la bicicleta de montaña, pero el 27 de mayo del 2004  la atropellaron mientras entrenaba en la carretera y su fulgurante carrera deportiva se quedó en la cuneta. Incapaz de bajarse de la bici, a los 47 años se dedica a diseñar rutas sobre dos ruedas que combinan deporte, paisaje e historia por los alrededores de su Cardona natal. Durante el trayecto, igual diserta sobre Guifré el Pilós que analiza los valores del Ibex.

-¿Le quedan secuelas del accidente?

-Si me viera bajando escalones con la bici no diría que tuve un accidente, pero hay cosas que no puedo hacer. El tríceps no me trabaja y si quiero apoyarme o coger un vaso que esté más arriba de mi nariz no puedo.

-En 1994 fue campeona de España; en 1995, medalla de plata de Europa; compitió en los Juegos Olímpicos de Atlanta y Sídney... ¿Cómo se tomó el no poder volver a competir?

-La rehabilitación se alargó un año y tuve tiempo de adaptarme a la nueva situación. Soy muy positiva y al final pensé: «Por suerte tengo las piernas bien, puedo ir a caminar». El problema era de qué iba a trabajar, porque, aunque había temporadas mejores y peores, yo me ganaba la vida con la bici.

-Antes trabajaba en la pollería de su madre.

-Pero no podía volver. Mi madre dejó la tienda y además yo no tenía el brazo como para ponerme a cortar pollos.

-Entonces, ¿qué hizo?

-Durante varios años me dediqué a la bolsa, a la compra y venta de valores.

-De la pollería a la bici y de la bici a la bolsa. ¡Pues sí que es usted cambiante!

-Escuché en la tele la historia de un payés que no podía vivir del campo y se dedicaba a las finanzas. Me pareció muy interesante, hice alguna operación y fui a Barcelona a formarme con Josef Ajram.

-¡Otro superatleta financiero!

-En el 2007 no era tan famoso como ahora; de hecho, aunque teníamos el mismo broker, yo no lo conocía.

-Debió instruirla bien, porque no se arruinó con la crisis.

-Cuando empezó a caer la bolsa lo vi venir y me lo vendí todo. Perdí un poco, sí, pero antes había estado ganando. En la bolsa, para ganar tienes que saber perder.

-Las finanzas no le hicieron olvidar la bici.

-¡Imposible! Dos años después del accidente hicimos el camino de Santiago en bici  con mi marido y descubrí que la bicicleta es mucho más que competir y correr. Pasábamos las vacaciones sobre dos ruedas: recorrimos el valle del Loira, el Danubio…  De ahí salió la idea de organizar rutas por el Bages, el Solsonès y el Berguedà. Yo soy de Cardona y conozco todos los caminos.

-¿Cuál ha sido su última salida?

-La de Vall d'Ora a Cingleres. Pasamos por la zona donde Guifré el Pilós, conde de Barcelona, fue herido de muerte y donde nació la leyenda de las cuatro barras catalanas. Es un lugar precioso, con unas vistas espectaculares. Hay otras rutas, como la del sitio de Cardona 1711-1714, la del último maquis y este año estreno una ruta circular sobre los cátaros que se puede hacer en bicicleta y a pie [más información en www.rutessilviarovira.es].

-Pedalea más despacio, pero ha conseguido no apearse de la bici.

-Siempre busco nuevos retos. El año pasado recorrí sola 4.200 kilómetros, desde Cracovia hasta Santiago de Compostela, pasando por la República Checa, Alemania, Suiza y Francia. Creí que acabaría agotada, pero cuando llegué pensé: «¿Y ahora qué hago? ¿Me voy a cruzar América?».