LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO GEOLÓGICO

Sigiloso expolio de Menorca

Espacio protegido 8 La cala Alfurinet, al norte de la isla de Menorca, es una de las zonas que cuenta con el amparo legal.

Espacio protegido 8 La cala Alfurinet, al norte de la isla de Menorca, es una de las zonas que cuenta con el amparo legal.

MARISA GOÑI / PALMA DE MALLORCA

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De mayo a julio de este año, se han llegado a requisar en el arco de seguridad del aeropuerto de Menorca hasta 750 kilos de piedras, fósiles, arena y arcilla que los turistas llevaban en su equipaje de mano como recuerdo. Una cifra que "solo es la punta del iceberg de un expolio silencioso y una microerosión que padece la isla, muchas veces por puro fetichismo", según denuncia el geógrafo y consultor ambiental Xisco Roig Munar. La dimensión real de esta práctica multiplica en mucho esta cifra, a la que debe sumarse todo el material que llega a salir en las maletas facturadas directamente en la terminal del aeródromo y no son revisadas por nadie y en los vehículos de los miles de visitantes que viajan a la isla por barco y que tampoco son objeto de ningún tipo de control.

Buena parte de ese material geológico procede de playas vírgenes de la isla, declarada Patrimonio de la Biosfera. "El impacto sobre el territorio no está cuantificado, pero es un goteo constante que ejerce una microerosión continuada y altera espacios naturales. Porque uno se lleve una piedra de recuerdo parece que no pase nada, pero cuando esa acción se repite por miles y miles de visitantes cada año acaba afectando al territorio. Lo mismo pasa con la arena y la arcilla de las playas naturales y su efecto en el litoral. Algunos, además de hacerse la mascarilla en el mar, se llevan la arcilla en botellas de plástico de dos litros para embadurnarse en casa a la vuelta de las vacaciones sin ser conscientes del perjuicio que provocan", explica Roig.

FÓSILES Y ARCILLAS

Entre los materiales confiscados a los turistas predominan las pequeñas piedras sin aparente valor, aunque se ha requisado alguna de ocho kilos. También se ha llegado a identificar fósiles procedentes del espacio natural de Favàritx y se han encontrado recipientes con arena de playas vírgenes y arcillas, fruto de procesos geológico muy lentos que exigen millones de años y que "se esfuman en un momento por un capricho", según el geógrafo.

Roig lamenta la falta de control y el vacío legal existente para preservar el patrimonio que sale de la isla para no volver nunca. En otros países, como Marruecos, Jordania o Israel, se prohíbe expresamente la salida de piedras o fósiles, mientras que en España solo se requisa el material que se localiza en los equipajes de mano de los aviones, pero en aplicación de normativas de seguridad aérea, no la patrimonial, subraya el geógrafo. Este experto aboga por la instalación de paneles informativos y realizar campañas de sensibilización.

El material incautado en el aeropuerto de Menorca tienen un destino un tanto insólito: las estanterías de una nave de Mestral, un proyecto de Cáritas Diocesana dedicado a la inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social. En sus talleres se recuperan objetos que la gente desecha para su posterior venta.

ESTANTERÍAS LLENAS

"En el 2012 firmamos un acuerdo con Aena y, dos veces por semana, nos hace llegar todos los objetos que no pasan el arco de seguridad: champús, cremas, sombrillas, tijeras de mano... Este año, han empezado a mandar las piedras y las botellas con arena y arcilla que incautan a los turistas y llenan nuestras estanterías. No sabemos qué hacer con estos materiales, no es nuestra función", explica María Jesús Bagur, responsable de Mestral, preocupada también por el impacto medioambiental de la práctica extractiva de algunos visitantes.

De hecho, Mestral ha mantenido contactos con la Administración insular para buscar una solución y colabora con Roig, quien aboga por devolver los materiales a sus lugares de procedencia o en zonas que se puedan considerar similares. Con la arcilla y la arena resulta más fácil porque se puede determinar por su color. Las hay rojas, naranjas, grises y blancas.

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