Gente corriente

Salvador Carbonell: "En la cárcel puedes ser feliz, pero es más difícil"

Un campeón de oratoria en Brians 2. 'Goleó' a oradores académicos con un apasionado alegato sobre la felicidad

«En la cárcel puedes ser feliz, pero es más difícil»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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Para llegar hasta la escuela Víctor Català del centro penitenciario Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires, hay que traspasar varias puertas correderas de seguridad que se cierran con un ¡clanc! macizo y metálico. En estas aulas se ha formado el equipo de internos que el pasado día 12 se enfrentó en un combate de oratoria a los alumnos de la Universitat Pompeu Fabra más hábiles en el manejo de la palabra. Salvador, Víctor, Paco, Alejandro, Carlos y Juan Manuel se trasladaron desde la cárcel hasta la universidad, donde se metieron al público en el bolsillo -conseller de Justícia incluido- con su sentida defensa de que el dinero no da la felicidad. Visto el éxito de esta iniciativa de los estudiantes de la UPF, la Conselleria de Justícia se plantea extenderla a otras prisiones.

-¿Le cohibió hablar en un templo del conocimiento ante académicos y cámaras? No. Por mí como si hubiera estado allí el rey Felipe VI. Pero no lo tome come una pedantería, soy una persona que no tengo que demostrar nada a nadie. Tenía un compromiso con la institución y con mis compañeros y cuando adquiero un compromiso me vuelco para que salga bien.

-Antes del debate paseaba muy concentrado por los pasillos. No tengo estudios superiores y llevo años recluido, la universidad es un lugar extraño para mí. Necesitaba adaptarme, dominar el espacio y buscar una zona de seguridad. Usted también lo ha hecho cuando ha entrado a hacerme la entrevista.

-¿Ah sí? Sí. Estamos en las instalaciones de la escuela Víctor Català [foto], usted no está familiarizada con el lugar y se ha sentado de espaldas a la pared, como protección.

-Muy observador. Ni me he dado cuenta Me gusta controlar, soy así.

-El jurado del debate declaró un empate entre equipos, pero usted recibió el premio al mejor orador.

-Siempre he sido una persona extrovertida y con facilidad de palabra, me sale natural. Soy muy pasional y me es fácil comunicar porque yo soy parte del mensaje.

-El argumento de su equipo era que la felicidad la dan pequeñas cosas del día a día.

¿Pero se puede ser feliz en la cárcel?

-Ahora mismo soy feliz hablando con usted. O sea, que sí puedes ser feliz en la cárcel, pero es mucho más difícil que en libertad. La felicidad es un estado efímero que empieza por uno mismo. El odio, la rabia y la envidia te impiden ser feliz. Solo si consigues inhibirte de estas emociones dañinas podrás ser feliz y hacer felices a tus seres queridos, ese es el reto de mi vida.

-¿Qué emoción dañina siente usted?

-Yo solo he sentido odio una vez en mi vida y fue lo que me trajo a la cárcel.

-¿Cómo consigue inhibirse de estas emociones aquí dentro?

-A través de la lectura, por ejemplo. En cinco años y medio que llevo preso he leído unos 250 libros de filosofía y psicología. También escribo. He escrito unas 700 cartas y un libro de 300 páginas sobre mi vida. Se titula Historia de un anónimo desde la prisión y está escrito desde el corazón. Si lo que yo he escrito sirve para que alguien reflexione y no cometa el error que yo cometí, aún daría por más bueno el haber desnudado mis miserias en público.

-En la UPF se enfrentaban la experiencia contra la academia. ¿Por qué no utilizó sus vivencias en la cárcel como recurso argumentativo? Le hubiera dado ventaja.

-Porque hay cosas que no se pueden transmitir, hay que vivirlas. ¿Usted sabe lo que yo sentí cuando salí de prisión por primera vez después de cinco años y medio y pude abrazar a mi hijo en libertad? Aún se me pone la carne de gallina... Se lo puedo explicar, pero no lo entendería y espero que nunca lo entienda porque eso significaría que estaría encerrada aquí dentro.