Montcada vuelve a ocupar las vías tras el último atropellamiento

El ayuntamiento considera responsables morales de la muerte a Fomento y Adif y exige que se soterren las vías

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ALBERT SEGURA / MONTCADA I REIXAC

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El tren une puntos lejanos, pero a pesar de que pueda parecer contradictorio, también separa los más cercanos. Lo saben bien los vecinos de Montcada i Reixac, muchos de los cuales ponen su vida en peligro a diario en actos tan cotidianos como salir a comprar el pan, visitar a un familiar o acudir a la cita con el médico. La culpa la tienen las vías del tren, que parten la ciudad en dos por el centro y que obligan a jugarse el tipo al cruzarlas. Desde su inauguración, en 1884, ya han perdido la vida 167 personas arrolladas por el tren en la localidad vallesana.

El sistema es precario. La ciudad, que cuenta con 32.804 habitantes censados, según datos del Idescat, es un verdadero circuito de infraestructuras que la cruzan, desde carreteras y autopistas hasta tres vías de tren. La más problemática de todas es la correspondiente a la R-2, “la de Francia”, como se la conoce en el municipio, que transcurre a cota cero y cuenta con dos peligrosos pasos a nivel que centenares de vecinos se ven obligados a cruzar cada día.

“El principal problema es la seguridad, los trenes pasan con una frecuencia muy elevada y las barreras suben y bajan con un margen de dos o tres minutos, y luego se quedan bajadas durante casi un cuarto de hora”, apunta Ramon Bueno, portavoz de la Plataforma Tracte Just - Soterrament Total. La elevadísima frecuencia de paso de trenes en este punto de la red ferroviaria hace que un desplazamiento mundano se convierta en una larga espera, que no muchos están dispuestos a asumir.

UNA CIUDAD PARTIDA

“Es imposible vivir en Montcada sin incumplir la prohibición de cruzar la vía con las barreras bajadas, la gente se arriesga porque no tiene más remedio”, añade Bueno. La vía corta la ciudad en dos por el centro, dejando las estaciones de Montcada i Reixac –la de la línea R-4 y la R-2- en el lado donde también se encuentra la calle Major y el ayuntamiento, mientras que en el otro lado se hayan el CAP, el mercado semanal o la concurrida calle comercial de Jaume I.

Pasar de un lado a otro de las vías es un peligro para los peatones, pero también supone un calvario para los conductores. Es frecuente encontrar largas colas de coches esperando pacientemente a que el tren pase y que las barreras suban.

Esta situación ha supuesto la muerte de 167 personas en la localidad arrolladas por el tren desde su puesta en funcionamiento. El año pasado fueron cuatro las víctimas mortales, mientras que est­­­e 2017 la primera no ha tardado en llegar. Se trata de un hombre de 75 años y vecino de Mataró que el pasado lunes cruzó con las barreras bajadas el paso a nivel de la calle de Pasqual, situada al lado del ayuntamiento. Un fallecimiento que ha encendido los ánimos en la ciudad.

PROMESAS INCUMPLIDAS

“El Ministerio de Fomento y Adif son los culpables del nuevo atropello mortal en las vías del tren”, señala la alcaldesa de Montcada, Laura Camps (ECP). La contundencia de sus palabras se remite al incumplimiento por parte del Gobierno de los acuerdos de noviembre del 2007 entre la Generalitat, ayuntamiento, Adif y el Ejecutivo, que establecía un coste aproximado de 375 millones de euros para poder soterrar las vías, coincidiendo con la puesta en marcha de la línea de alta velocidad. El acuerdo cayó en sacó roto, y pese a las buenas palabras, el proyecto acabó guardado en el fondo de un cajón al estallar la crisis económica.

El atropello provocó la movilización de la ciudad, que este martes se ha concentrado en el paso a nivel siguiendo el llamamiento del ayuntamiento y la plataforma, y que ha reunido a centenares de personas. Con ello, esperan presionar un poco más al Gobierno para que, de una vez por todas, ponga fin a una sangría que ha costado ya demasiadas vidas en Montcada.