El príncipe de los exorcistas

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ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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Falleció el viernes, tenía 91 años, y conocía al diablo, se llamase Satanás o Lucifer, mejor que nadie en el mundo. A su lado William Friedkin, director de El exorcista, era un aprendiz, como Roman Polanski en La semilla del diablo, o Maurice Pialat en Bajo el sol de Satán, sobre la novela de Georges Bernanos. El infierno del esotérico Dan Brown es un cuento de hadas frente a lo poco, muy poco, que en vida relató sobre sus andanzas entorno al Ángel Maligno, al que se enfrentaba hasta “cinco o seis veces al día” y una docena en las jornadas de los años más jóvenes.

Gabriele Amorth, el mayor y más conocido exorcista del mundo, no solo creía en la existencia del diablo, sino que reprochaba a curas, obispos y católicos que pasaran de la existencia real de la criatura maligna. “Actualmente, se habla poco de Satanás en nuestra iglesias y muchos, incluso en el clero, no creen en su existencia”, lamentaba, citando una frase de los Evangelios: “Vuestro enemigo, el diablo, gira como un león rugiente buscando a quien devorar”. “Los obispos y cardenales que no creen (en el diablo) deberán responder de su incredulidad, porque no creer y sobretodo no nombrar exorcistas donde hay más necesidad es, en mi opinión, un pecado grave, un pecado mortal”, decía.

Habría hecho migas con el pirata informático que un día entró en los meandros informáticos del Vaticano llegando hasta unos servidores finales con nombres esotéricos, divinos y...satánicos. El pirata confesó haber huido “espantado” por el descubrimiento, mientras que Amorth tal vez habría enarbolado la cruz de rigor y experimentado alguna dificultad en sacar al Maligno de tales profundidades.

La voz del padre Amorth era poderosa, la de quien está acostumbrado a dar órdenes, al diablo, obviamente, y su cara no inspiraba precisamente simpatía, tal vez porque la abundante frecuentación del Mal le imprimió un rostro que imprimía temor. Era calvo y su mirada se clavaba a la del interlocutor. No era ingenuo o tonto. “No hay que creer nunca que todos aquellos que afirman estar poseídos lo estén de verdad, porque la mayor parte de las personas sufren solamente graves problemas psicológicos”, explicaba, lo que no le impedía parecer incluso cándido cuando relataba, con la maestría de un novelista del género minimalista, la concreción de su oficio.

CONVERSACIÓN CON EL DIABLO

“Un día estaba exorcizando a un poseído. A través de su voz, Satanás me hablaba. Me escupe encima insultos, blasfemias, acusaciones y amenazas. Sin embargo, en un determinado momento me dice, ‘cura, vete, déjame’. 'Vete tú', le respondí. 'Por favor, vete. Contra ti no puedo hacer nada'. 'En nombre de Cristo, dime por qué no me puedes hacer nada'. 'Porque estás demasiado protegido por tu Señora (la Vírgen). Tu Señora te rodea con su manto y no puedo alcalzarte”.

En 1990 fundó la Asociación Internacional de Exorcistas, reconocida en 2014 por el Vaticano. Su vida cambió en 1986, a los 61 años. Tras haber ejercido como jurista y Mariólogo –especialista en la Vírgen—el obispo de Roma, Ugo Poletti, le propuso sustituir en el cargo al exorcista oficial de la diócesis. Aceptó y poco a poco se tranformó en el príncipe de los exorcistas.

Al final de la II Guerra, cuando cumplía los 20 años, le galardonaron con la medalla al Valor Militar por su participación en la lucha contra el nazifascismo en la región de Emilia-Romagna (Bolonia).

Decía que el exorcismo “es una forma de caridad y de beneficio para las personas que sufren. Forma sin duda parte de las obras de misericordia corporal y espiritual”.

MÁSTER SOBRE EXORCISMOS

Sus enseñanzas han cundido. Este año se ha inaugurado en Roma el 11º  máster sobre exorcismos, con curas como alumnos, pero también médicos, criminólogos y agentes de la policía. “La lucha contra el mal y el maligno se está convirtiendo en una emergencia”, explica el psiquiatra Valter Cascioli, actual presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, que lo atribuye “a la acción directa del enemigo de Dios y a la falta de valores”. Pero de esto no hablan en la serie Outcast ni el film “Angeles y Demonios”.