NUEVO ORGANISMO CONSULTIVO EN EL VATICANO

El Papa mueve ficha

Bendición 8 El cardenal Tarsicio Bertone pasa junto al papa Francisco, ayer, en una audiencia en el Vaticano.

Bendición 8 El cardenal Tarsicio Bertone pasa junto al papa Francisco, ayer, en una audiencia en el Vaticano.

ROSSEND DOMÈNECH
ROMA

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El papa Francisco ha dado el primer paso de cara a la reforma de la cúpula del catolicismo, a un mes de su elección y después de haber introducido en el Vaticano un nuevo estilo, más modesto y menos aparatoso. A través de la Secretaría de Estado, el equivalente a una presidencia del Gobierno, el Pontífice comunicó«la constitución»de un grupo de ocho cardenales para«aconsejarle en el gobierno de la Iglesia»y«estudiar un proyecto de revisión»de la Curia o gobierno central vaticano. O lo que es lo mismo: va a acometer la asignatura pendiente de su predecesor, Benedicto XVI.

Los ocho escogidos para tamaña misión cubren los cinco continentes. Solo uno de ellos forma parte de la Curia, el gobernador del Estado-Ciudad del Vaticano. Eso, según el portavoz, Federico Lombardi, no debe ser visto como un desafío.«La Curia permanece en funciones, en el pleno de sus competencias y no se queda en un segundo plano»,puntualizó ayer, tras subrayar que los ocho cardenales«ayudarán efectivamente al Papa en el gobierno del día a día de la Iglesia».

En cualquier caso, la reforma a la que parece apuntar el papa Francisco irá para largo, lo que sugiere que será de envergadura. Los ocho, con los que Bergoglio ya está en contacto regular, se reunirán por primera vez en Roma el próximo octubre, probablemente con un proyecto global ya en mano.

Lombardi destacó que no se trata de una«comisión, sino de un grupo» y que sus aportaciones serán«de carácter consultivo y no deliberante». Su creación, dijo,«retoma una sugerencia proporcionada en las reuniones plenarias de los cardenales que precedieron el cónclave».

Los ocho cardenales son el gobernador del Vaticano, Giuseppe Betrello; Francisco Javier Errázuriz, arzobispo jubilado de Santiago de Chile; Oswald Gracias, arzobispo de Bombay (India); Reinhard Marx, de Munich (Alemania); Laurent Monsengwo, de Kinshasa (Congo); George Pell, de Sydney (Australia), y Sean O'Malley de Boston (EEUU). A estos se añade Óscar Rodríguez Maradiaga, de Tegucigalpa (Honduras), que actuará como coordinador. El obispo de Albano, donde se encuentra la villa papal de Castelgandolfo, será el secretario del grupo.

Varios de ellos, como el africano Monsengwo, el estadounidense O'Malley y el hondureño Maradiaga fueron considerados papables en el cónclave de marzo. El capuchino O'Malley, que esos días se desplazaba por Roma vistiendo el sayo, es también conocido por su determinación contra la pederastia, que afrontó vendiendo el palacio arzobispal de Boston para indemnizar a las víctimas.

Previsto en el Vaticano II

El tipo de Iglesia diseñada por el Concilio Vaticano II exigía una reforma del Gobierno central de la institución, aunque después de 50 años solo Pablo VI hizo en 1967 un intento. Desde entonces, la periferia católica ha venido pidiendo una disminución del poder curial en favor de los obispos, es decir, una descentralización.

En estos días, el papa Francisco ha visitado las dependencias de la Secretaría de Estado, algo inédito, y ha nombrado a un argentino, Fabián Pedacchio Leaniz, colaborador de su secretaría personal. Este ya trabaja en la Congregación (ministerio) de los Obispos, dirigida por el canadiense Marc Ouellet, papable y gran elector de Francisco.

Tras su elección, Bergoglio está recibiendo a todos los colectivos del Vaticano, desde barrenderos y bomberos hasta funcionarios de los ministerios. Dentro del Vaticano se desplaza libremente, lo que no sucedía con sus predecesores, y, según cuentan fuentes internas, toma continuamente notas de susinspecciones.

El diseño de Gobierno al que apuntan sus primeros pasos sería la constitución de un consejo, que colaboraría directamente con el Papa en el gobierno de la institución, disminuyendo las funciones de la Secretaría de Estado.