RÉCORD FERROVIARIO

El nuevo tren bala magnético japonés alcanza los 603 km/h

El tren magnético Maglev en el recorrido de prueba de ayer en Japón, donde llegó a 603 kilómetros por hora.

El tren magnético Maglev en el recorrido de prueba de ayer en Japón, donde llegó a 603 kilómetros por hora.

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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El nuevo tren bala japonés batió ayer el récord de velocidad. Otra vez. El tren de alta velocidad en Japón encadena rutinariamente récords sin debate político. Sus costes, elefantiásicos en comparación con los españoles, palidecen ante las posibilidades económicas de su exportación global. La renta per cápita y la devoción ferroviaria japonesas también contribuyen a que nadie cuestione la inversión en alta velocidad. Fue en un tramo frente al monte Fuji, epítome de que ningún país funde historia y progreso como Japón, donde un Maglev de levitación magnética alcanzó los 603 kilómetros por hora y aguantó 11 segundos a más de 600. En el acto se juntaron centenares de incondicionales del tren que aplaudieron cuando superó la marca. "Es como si hubiera asistido a una nueva página de la historia", señaló una anciana a la televisión pública.

El anterior récord, de 590 kilómetros por hora, se había alcanzado también en Japón la semana pasada. Los Maglev son el mascarón de proa de la industria y una obra de arte de la ingeniería: no discurren sobre raíles tradicionales como los icónicos Shinkansen, sino que flotan unos 10 centímetros por encima de raíles imantados. "Cuanto más rápido va, más estabilidad consigue", afirmó Yasukazu Endo, al frente de las pruebas. Varios periodistas han descrito un efecto parecido al despegue de un avión.

Coste multimillonario

La compañía JR Central pretende que los Maglev unan Tokio y Nagoya en el 2027. Reducirán la velocidad hasta los 500 por hora (más del doble del tren más rápido en EEUU), pero cubrirán en 40 minutos un trayecto que en carretera es de cinco horas.

El Maglev tiene un precio: 100.000 millones de dólares. El tren circulará en el 80% del trayecto por túneles. Y serán pocos comparados con la línea Tokio-Osaka prevista para el 2045, que reducirá las actuales tres horas entre las dos grandes ciudades del país a una hora y siete minutos.

Compensar el coste exige la exportación de esa tecnología. El primer ministro Shinzo Abe ejerce de tenaz vendedor tanto de Shinkansen como de Maglev. Durante su visita a EEUU el pasado marzo promocionó la tecnología japonesa para una futura línea de alta velocidad entre Washington y Nueva York. Abe ha prometido exonerar a EEUU de las tarifas de concesión, un incentivo para entrar en el millonario plan de desarrollo ferroviario de Obama.

Japón empezó a investigar la tecnología Maglev en 1962 en un proyecto de las aerolíneas y la compañía ferroviaria nacionales con apoyo del Gobierno. Para llegar a 60 por hora se precisó más de una década.