PROYECTO DEL ALCALDE BLOOMBERG

Nueva York reta a Silicon Valley gracias a un donativo millonario

Charles Feeney.

Charles Feeney.

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Uno de los activos de las crisis es que alumbran ideas. Cuando la financiera azotó Nueva York, el alcalde, Michael Bloomberg, supo que si quería mantener su urbe como puntera y retar al epicentro de la innovación que es el californiano Silicon Valley debía alentar la educación, especialmente en el campo de las ciencias aplicadas. Así, el año pasado, Bloomberg pidió propuestas para construir un gran campus en la ciudad donde se enseñe desde informática hasta física o ingeniería pasando por ciencias medioambientales y matemáticas. 17 instituciones de todo el mundo enviaron siete propuestas. Y esta semana se ha anunciado que el proyecto ganador es uno de la Universidad de Cornell y el Instituto de Tecnología Technion Israel, un plan que ha contado con la inestimable ayuda de una donación filantrópica de casi 270 millones de euros.

Tras esa histórica inyección de capital está Charles Feeney, un octogenario que se graduó en Cornell, se hizo millonario con las tiendas libres de impuestos, creó Atlantic Philanthropies y ha anunciado planes para deshacerse en la próxima década de toda su fortuna, estimada en más de 1.600 millones de euros.

Hombre huidizo de la prensa y de vida frugal (vuela en clase turista y viaja en transporte público, no tiene coche ni casa en propiedad y lleva un reloj de poco más de 11 euros), Feeney define la construcción del campus neoyorquino como «la oportunidad de toda una generación para crear oportunidades económicas y educativas a escala transformadora».

El acariciado proyecto del alcalde costará unos 1.500 millones de euros y tendrá su eje central en un campus en Roosevelt Island (cuya construcción generará unos 20.000 empleos y para el que la ciudad dona los terrenos e invierte 76 millones en infraestructuras). Y aunque las clases empezarán en septiembre, Bloomberg lo ve, sobre todo, como un proyecto «a largo plazo».

EN UNA GENERACIÓN / La idea es que del campus (organizado alrededor de la tecnología que facilita la conectividad, las industrias de sanidad y el desarrollo sostenible) nazcan en solo una generación varios centenares de nuevas empresas, para las que se ha preparado un fondo de 115 millones que ayudar a las que se establezcan al menos por tres años en la ciudad. Además, el plan incluye apoyos a la enseñanza de ciencia y matemáticas a 10.000 niños neoyorquinos a través de pasos como la formación de al menos 200 profesores al año.

Bloomberg nunca ha ocultado el reto a Silicon Valley y a Boston, que acoge el Massachussetts Institute of Technology. Y aunque nadie la rechaza plenamente, la idea del nuevo campus también ha provocado debate en otras instituciones neoyorquinas como la Universidad de Columbia o Cooper Union, que ya forman grandes talentos de ciencia o informática.

Hay quien recuerda que Marck Zuckerberg se tituló en Harvard pero montó Facebook en California o que Steve Jobs nunca se graduó y se reclama apoyo a instituciones ya existentes e incentivos empresariales. Nueva York ya es el segundo núcleo de EEUU para lasstart-ups. Pero Bloomberg no quiere el segundo puesto. Y en su nueva universidad, ya motejada Silicon Alley, ve el potencial del primero.