Gente corriente

Gemma Torres «No es necesario ser antipático para mandar»

Gemma Torres, la primera mujer que dirige la cárcel de Can Brians 2, apuesta por la proximidad y el consenso.

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GEMMA TRAMULLAS

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De los 15 centros penitenciarios que hay en Catalunya, cuatro están dirigidos por mujeres especializadas en el tratamiento a la población reclusa y no en temas de seguridad. Gemma Torres (Barcelona, 1968) es psicóloga de formación, tiene un espíritu creativo y es madre de dos adolescentes. La nueva directora de la prisión más grande de Catalunya -que actualmente alberga a 1.350 internos- se estrenó a los veintipocos años tratando a delincuentes sexuales y al Vaquilla.

-Acaba de acceder al cargo. ¿Ha hecho algún cambio en el despacho? He traído dos plantas, mis libros y una cafetera. Esta mañana ya llevo tres cafés.

-¿Qué es más relevante para el puesto de dirección, que sea mujer o psicóloga? Me queda mucho por aprender en cuanto a seguridad, que es lo principal, pero venir del ámbito del tratamiento favorece nuestra misión, que es la rehabilitación. Desde dirección podré favorecer que salgan más internos de permiso y en tercer grado, porque cuanto más les acercas al exterior más probabilidades tienen de reinsertarse.

-Eso mismo quiso hacer Victoria Kent durante la República, pero duró 14 meses al frente de la dirección de prisiones. Es otra época y espero durar más [ríe]. Hemos diseñado un plan de participación, que incluye a internos, profesionales y entidades colaboradoras. Quiero empoderar a educadores y monitores artísticos para que promuevan lo que consideren porque ellos están más directamente con los internos. Esto tiene implicaciones a nivel de seguridad y si no viniera de tratamiento quizá no lo haría.

-¿Ser mujer no marca ninguna diferencia? Es una opinión personal, pero creo que en general somos más conciliadoras y el hecho de buscar la complicidad y el consenso facilita que las cosas se pongan en práctica. Yo no creo en hacer las cosas por imposición.

-¿Cuál cree que es su mejor virtud? La proximidad. Ser normal es lo mejor del mundo, actuar siendo tú, sin aparentar lo que no eres, con honestidad y sinceridad, con los internos, los compañeros, los de mantenimiento... Intento fomentar el buen rollo. De mis buenos jefes aprendí que no hace falta ser antipático para mandar.

-Como psicóloga, ¿qué utilidad le ve al Departament Especial de Règim Tancat, donde el reo pasa 21 horas encerrado? Cuando hay conductas muy graves se aplica este régimen y no es una opción valorar si debe existir o no. Nuestro DERT hace un buen trabajo y este curso dedicaremos el doble de recursos a planificar actividades de rehabilitación más convenientes y lograr que las personas pasen allí el menor tiempo posible.

-¿Cuál es el caso que más la ha marcado? Cuando era muy jovencita me encargaron al Vaquilla [el delincuente convertido en leyenda de los años 80]. No era un caso especial, pero la atención exagerada de todos y la presión mediática acabó perjudicándole a él, a sus familiares, a los profesionales y a la institución.

-Usted empezó a trabajar muy joven con delincuentes sexuales. Recuerdo unos cuantos violadores en serie y aquello sí que era difícil...

-¿Ser mujer y joven es una desventaja? Genera unas expectativas en el otro, pero dejan de primar en cuanto ven que tienes otras capacidades. Una vez me dijeron: «¡Yo podría ser tu padre!». Y yo contesté: «¿Y qué?». La relación con los internos no me cuesta. Son pocos los casos en que el delito es una cosa puntual, muy fea y muy relacionada con la persona. La gran mayoría de los que están aquí vienen de entornos muy privados de muchas cosas y lo que más me hace sufrir es valorar un permiso para alguien que sé que volverá a una situación social, familiar y personal lamentable.