EQUIPACIÓN POLÉMICA

Los Mossos tendrán una pistola eléctrica para cada jefe de guardia

La nueva herramienta tendrá un uso restringido en situaciones concretas que fijará un protocolo

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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En todas las comisarías de los Mossos d'Esquadra habrá como mínimo una pistola eléctrica, de la marca Taser, que llevará en su equipación cada jefe de turno. La Conselleria d'Interior ya ha dado el visto bueno al proyecto de introducir a lo largo de este año un arma asociada a la polémica y cuyo uso «puntual y regulado» defienden los comisarios de la policía autonómica. Las previsiones pasan por adquirir un centenar de pistolas eléctricas del último modelo de Taser, la X26P, las mismas que en los últimos años utilizan casi medio centenar de policías locales catalanas y casi un centenar del resto de España.

En enero del 2007, los Mossos d'Esquadra compraron siete Taser, del modelo X26 Shaped Pulse, a petición del que entonces era el responsable del Grup Especial d'Intervenció (GEI), el inspector Marc Caparrós, quien elaboró un informe justificando su uso en situaciones muy concretas. La entonces consellera Montserrat Tura autorizó la compra, pero la llegada de Joan Saura coincidió con la publicación por Amnistía Internacional de un informe que denunciaba el riesgo de las pistolas eléctricas. Esas siete Taser acabaron en un cajón, del que solo han salido una vez para elaborar un estudio sobre sus efectos al percutir en marcapasos.

MUERTE DE BENÍTEZ / A mediados del año pasado, los mandos de los Mossos reabrieron el debate y plantearon en la Conselleria d'Interior que sería bueno disponer de las Taser. La petición se produjo en plena polémica por la muerte, en octubre del 2013, de Juan Andrés Benítez, que falleció tras ser reducido violentamente por un grupo de mossos en el Raval. Pendiente de juicio, la fiscala solicita 11 años de prisión para seis de los policías que participaron en la reducción. Interior encargó entonces un informe sobre las Taser.

En los últimos meses, el inspector Josep Saumell, que viene a ser el responsable de la división técnica que elabora los protocolos para los usos de todo el material con el que trabajan los Mossos, ha realizado un informe que avala el uso de las Taser. Su división será la encargada de redactar la instrucción que concretará cómo y en qué situaciones se podrán utilizar las Taser, que se clasificarán como una herramienta policial, no como un arma. El inspector no duda de las garantías que ofrece este dispositivo eléctrico. «Los nuevos modelos llevan incorporada una cámara que graba automáticamente, con imagen y sonido, todas las intervenciones. Su disco duro registra el día y la hora de su utilización y el número y duración de las descargas. Dispone de un GPS que posiciona el arma y tras cada disparo de las sondas que impactan en el sospechoso llueve un confeti que cae a los pies del agente que dispara y que lleva impreso el número de registro del arma. Es imposible utilizar una Taser sin dejar rastro», sentencia Saumell.

GARANTÍAS / El inspector entiende que todos estos registros no harán más que «garantizar» el buen uso del arma por parte de los policías y, ante cualquier denuncia por parte de la persona que ha sido reducida, «la justicia y también los Mossos podrán investigar si la actuación y el uso de la pistola fueron correctas».

Los mandos de los Mossos no contemplan un uso «generalizado» de las pistolas eléctricas. Por eso han decidido introducirlas a través de los jefes de guardia de cada comisaría. Todos estos mossos habrán recibido previamente un curso teórico y práctico sobre su manejo. Una manipulación que implica obligatoriamente recibir una descarga eléctrica. «Es fundamental que todo aquel que empuñe una Taser conozca en sus carnes las consecuencias de una descarga que lo único que hace es inmovilizarte durante los cinco segundos que dura el paso de la corriente», sostiene Saumell.

SITUACIONES CONCRETAS / El inspector defiende su uso en situaciones «muy concretas, que afortunadamente no se producen cada día, y por eso basta que la lleve el jefe de turno de cada comisaría, que siempre se desplaza al lugar en el que hay una situación conflictiva». Aunque se está redactando la casuística, Saumell enumera algunas situaciones que aconsejarían el uso de la Taser. Por ejemplo, una persona exaltada y violenta que amenaza con suicidarse con un arma blanca y a la que hay que reducir por la fuerza. «Por su seguridad y la de los mossos, inmovilizar a esa persona con una pistola eléctrica puede evitar problemas», apunta.

Otro escenario donde tendrán cabida las Taser son las ciudades en las que en verano predomina el denominado turismo de borrachera turismo de borracheray en los que la Brimo, los antidisturbios de la policía de la Generalitat, se ocupan puntualmente de las labores de seguridad ciudadana. La Taser también se utiliza como segunda arma de apoyo durante la entrada a domicilios para reducir a un sospechoso peligroso pero que no se resiste con un arma de fuego.