Análisis

La metáfora estudiantil

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CARLES FEIXA

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En 1915,Walter Benjamin publicó un escrito tituladoLa vida de los estudiantesdonde reflexionaba sobre la emergencia de una «cultura de la juventud» a partir del espacio de vida del tiempo de estudio.Benjaminveía a los estudiantes como una «metáfora de la sociedad», una «reproducción en miniatura» de un estado de cosas efervescente: al no tener compromisos ni con el pasado ni con el futuro, y disfrutar de un tiempo y un espacio sin vínculos, los universitarios eran libres para criticar el presente e imaginar nuevos mundos, para intuir hacia dónde se dirigía la sociedad. Por ello sus movimientos y protestas se hacían visibles sobre todo en situaciones de crisis o ebullición social, como las vividas con posterioridad en 1968 y en la actualidad.

Las movilizaciones de ayer forman parte de un ciclo de protestas estudiantiles y juveniles que arrancó hace unos años contra elplan Bolonia, se visibilizó en la huelga general de octubre del 2010 y desembocó en el 15-M. En las manifestaciones tras las movilizaciones del 15-M, como el 15-O, el 17-N y el 19-F, muchos de los participantes eran mayores y miembros de sindicatos o trabajadores. Ahora los jóvenes recuperan su protagonismo. Una de las lecturas que se pueden hacer es que los recortes en la educación les afectan directamente. Con un paro juvenil del 50%, con los recortes sociales, ellos temen que sin educación su futuro, ya imprevisible, sea todavía más difícil.

Otra de las novedades es la participación de los estudiantes de los institutos además de los universitarios (lo que en el imaginario colectivo evoca Mayo de 1968). Se puede hacer una doble observación. La primera es la relación con los hechos de Valencia, que ya motivaron manifestaciones de solidaridad en más de 50 ciudades españolas el 21-F. Ayer los jóvenes volvieron a gritar «¡Grecia, Valencia: solidaridad!». La segunda es la amplia difusión de la huelga en internet, en pancartas en la calle y, quizá, el apoyo de los propios profesores (afectados también por los recortes) e incluso de los padres y madres.

Si la crisis de 1929 ha sido interpretada por algunos como una metáfora de la transición del capitalismo industrial al capitalismo de consumo (uno de cuyos efectos positivos fue la creación keynesiana del Estado del bienestar ahora en cuestión), la crisis del 2008 puede ser vista como una metáfora (aún incipiente) de la transición hacia un capitalismo informacional. En la sociedad del conocimiento, la educación en general y la universidad en particular no pueden ser una fábrica de parados sino un laboratorio para la innovación (tecnológica y social). Por eso las protestas por los recortes tienen algo de gremial y corporativo, pero también algo que nos atañe a todos: los estudiantes nos recuerdan que solo saldrán de la crisis las sociedades que inviertan en investigación, desarrollo e innovación. En definitiva: las sociedades que inviertan en su juventud.

También firma el artículo Mauricio Perondi, investigador visitante de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (Brasil) en la UdL.