Martin Cadee: «El viaje es enfocar qué quieres hacer, quién eres»

Estudió Geografía y daba clases en la universidad en los Países Bajos, donde estaba implicado en varios proyectos de educación, pero un día empezó a pensar que la vida que llevaba no le convencía. «Estaba harto de lo que hacía y me preguntaba para qué servía todo esto. Me fui a EEUU durante cuatro meses y fundé una escuela, KaosPilots Netherlands, para jóvenes de 20 a 30 años que querían hacer del mundo un lugar diferente», explica Martin Cadee.

«Cinco años después de haber leído un libro sobre ritos de iniciación –las tribus que hacen que sus jóvenes salgan un tiempo de la rutina para que vean cosas nuevas– y en un momento en que había roto con mi pareja, me fui. Desde entonces, no he estado más de seis semanas en un mismo sitio, la India, Nepal, EEUU, Argentina y Europa».En el 2010 volvió a Holanda y allí se desvinculó de la gestión de la escuela que había fundado, convertida en la actual Knowmads, en la que organiza retiros de naturaleza. «Quería aplicar el viaje como aprendizaje interior a la educación. Reconectar con uno y con la naturaleza». 

Trabaja con jóvenes a partir de 16 años. «Para los adolescentes, sugerir que se puede vivir viajando es como descorrerles una cortina y enseñarles que otro mundo es posible. Para los mayores, que ya han vivido sus frustraciones y quieren estar en otra parte, viajar es enfocarse en qué quiero hacer, quién soy, qué patrones me han enseñado». No quiere hablar de «enseñar» sino de educar, «en latín, hacer crecer la semilla». «La educación para mí es despertar lo que llevas dentro, no decirte lo que yo sé. Qué quieres hacer y cómo quieres contribuir al mundo». 

Su forma de vida nómada le ha cambiado las relaciones. «Sigo teniendo amigos en Holanda, pero han ido derivando en un grupo disperso por el mundo. Las relaciones amorosas cuando no tienes casa son difíciles (ríe), pero para construir una relación estable tendría que compartir el viaje». Suele utilizar la red de Impact Hub, un coworking para emprendedores sociales. En Barcelona por primera vez ha alquilado un apartamento por más de dos meses, confiesa. «Empiezo a asentarme