OTRO HOMBRE FALLECE POR LA CAÍDA DE UNA RAMA

El mal estado del arbolado causa una nueva muerte en Madrid

La oposición y los trabajadores culpan a los recortes en parques y jardines

La rama de árbol cuya caída, el lunes por la noche, causó la muerte de un jubilado en el barrio madrileño de Santa Eugenia, en Vallecas.

La rama de árbol cuya caída, el lunes por la noche, causó la muerte de un jubilado en el barrio madrileño de Santa Eugenia, en Vallecas.

MANUEL VILASERÓ / MADRID

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El pasado 27 de agosto una «gigantesca rama de olmo» destrozó varios vehículos y «arrancó de cuajo una farola» en el barrio madrileño de Santa Eugenia. Era sólo el más grave de un cúmulo de sucesos similares ocurridos en la zona este verano. Lo relataba en él último número de la revista de la asociación de vecinos en un artículo que acababa con esta premonitoria pregunta: «¿Dónde caerá la próxima?» La siguiente rama de olmo cayó el lunes por la noche en el mismo barrio y acabó con la vida de un jubilado de 72 años.

Tanto la oposición como los empleados y los vecinos culparon ayer del suceso al mal estado del arbolado, debido, según esta versión, a la mala gestión y los recortes en parques y jardines. El problema afecta a toda la ciudad y hace solo tres meses, en junio, se cobró la vida de un militar, aplastado por una falsa acacia en el parque del Retiro.

VEINTE INCIDENTES GRAVES

Entre las dos muertes se han contabilizado una veintena de incidentes, algunos con heridos. Ramas caídas sobre la terraza de un bar en la céntrica calle Montera, otras desplomadas sobre el patio de un colegio en el barrio de Villaverde, por suerte sin niños por las vacaciones, un árbol sobre un parque infantil en la Latina que por poco pilla a unos niños, un cedro de 20 metros que se desplomó por completo también en el Retiro...

Los datos que avalan la versión de la oposición son rotundos. La plantilla dedicada a mantenimiento y limpieza de zonas verdes ha bajado de 2.163 empleados a 1.163. Mil menos en solo un año, según el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetsky. «La gestión se ha privatizado con contratas de empleados que lo mismo barren el suelo que podan un árbol», denunció Juan Carlos Nicolás García, portavoz de la sección sindical de parques y jardines de CCOO.

Son los mismos trabajadores que protagonizaron la huelga salvaje que el invierno pasado dejó Madrid hecho un asco durante semanas. Protestaban contra los despidos instados por las empresas a las que el ayuntamiento les había recortado el presupuesto el 45%. Todo acabó en un ERTE por el que ahora trabajan 45 días menos al año.

BOTELLA SE ENCOGE DE HOMBROS 

La posición del equipo de gobierno siguió fiel al guión marcado por la alcadesa cuando falleció la primera víctima. «Ramas de árbol han caído toda la vida», declaró entonces Ana Botella. Este martes ni se acercó al lugar ni dedicó una palabra a la víctima en su discurso de despedida. El concejal de Medio Ambiente, Diego Sanjuanbenito, negó el mal estado de los árboles y aseguró que el olmo de Santa Eugenia había sido inspeccionado el pasado agosto y estaba bien. También anunció un plan para revisar los dos millones de árboles de la ciudad.

Una revisión que si solo es visual, como la del olmo, «no sirve de nada», según explicó el secretario del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Montes, Raúl de la Calle. «Tiene que ser en profundidad, fitosanitaria», advirtió, desconfiando del nuevo propósito municipal.

UN MILITAR QUE ESQUIVÓ LAS BALAS EN BOSNIA

La última víctima mortal de la caída de árboles salía el pasado lunes por la noche del hogar del jubilado del barrio de Santa Eugenia cuando un enorme estruendo le hizo levantar la cabeza. «Yo pude apartarme, pero él no tuvo tiempo a reaccionar», contaba ayer un vecino aún con el susto en el cuerpo. El tronco, de 25 centímetros de diámetro, le golpeó en la cabeza y en el tórax. Su esposa aún no sabía nada ayer. Está ingresada en un centro especializado en el tratamiento del alzhéimer. 

El fallecido en julio en el parque del Retiro era un militar de 38 años que jugaba con sus dos hijos cuando una rama de 400 kilos de peso de un falsa acacia se desplomó por completo sobre él. En el historial de la víctima figuran sus servicios en Bosnia de los que regresó sin un rasguño. El árbol había sufrido una «descompensación de humedad y un golpe de calor», que entonces encargó un estudio a un grupo de expertos sobre el estado del arbolado del Retiro que no lo tendrán acabado hasta noviembre.