JOSÉ ESTRADA. VÍCTIMA DEL ATENTADO DEL PUERTO DE BARCELONA

«A los etarras no tenemos que agradecerles nada»

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Fue porque se desataba los zapatos que ahora no está en un silla de ruedas. José Estrada, de 67 años, fue uno de los cuatro guardias civiles que salvó la vida en el atentado de ETA en el puerto de Barcelona. Era el 27 de marzo de 1986 y, en esos días, nadie esperaba que ETA atentara en la ciudad. «No era habitual». Eran las 13.15 horas y, como cada día a esa hora, se hacía un cambio de turno en las oficinas que la Guardia Civil tenía en el Muelle de España.

En ese momento, Estrada se vestía de paisano para ir a comer. Mientras estaba agachado desatándose los zapatos, un coche bomba explotó frente a las oficinas y acabó con la vida de un compañero. A otro lo dejó muy mal herido. José sufrió heridas en la cabeza y en la espalda. Ayer lo revivía, aunque «no se puede narrar algo así». El jueves estaba junto a José Luis Vargas cuando supo del comunicado de ETA.

Lo leyó atentamente y se fue a pasear por su barrio, Collblanc. Necesitaba aire y tiempo para aclarar los sentimientos. El comunicado, decía, es «incompleto». «No dice nada de las víctimas ni de la entrega de armas. Todo el mundo está muy contento, pero no tenemos que agradecerles nada», afirmaba. Los autores del atentado del 27 de marzo de 1986 están en la cárcel. Estrada asegura que no quiere ni recordar sus nombres: «Sería un mérito para ellos». C. G.