justicia paralela

Familias rotas por las audiencias judiciales de los Testigos de Jehová

icoy35706733 enrique carmona testigo jehova160928171230

icoy35706733 enrique carmona testigo jehova160928171230 / periodico

GUILLEM SÀNCHEZ / ROGER PASCUAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 14 de abril de 1988 la Wachtower, la cúpula que dirige desde EEUU a los ocho millones y medio de Testigos de Jehová que están repartidos por todo el planeta, comunicó una nueva orden a los miembros de su comunidad. A España llegó a través de la publicación 'Atalaya' -el canal de comunicación habitual-. El artículo se llamaba ‘Disciplina que puede dar fruto pacífico’Enrique Carmona lo recuerda bien porque esta decisión, tomada desde el otro lado del océano Atlántico, le cambió la vida.

La familia de los Carmona, más de 60 miembros, pertenecía a esta confesión. Su padre, sin embargo, había sido expulsado en 1964 por beber demasiado. "Lo superó y fue un buen padre, pero no quiso regresar con los Testigos", explica Enrique. A partir de 1988, pidieron al joven, que entonces tenía 30 años, que "dejara de hablar" con su progenitor, siguiento la nueva directriz. Enrique trató de resisitirse e intentó convencer a su mujer de que "la familia" era "más importante" que esa norma. No tuvo éxito. En el 2002, él también fue expulsado. “Hay muchos clubs con normas internas que expulsan a los socios que no las cumplen. Pero no le prohíben a tu familia que hable contigo”, evidencia para subrayar el precio que supone la expulsión setenciada por un comité judicial de ese credo.

LA BODA DE UNA HIJA

Uno de los episodios más duros de esta restricción familiar lo vivió el día de la boda de su hija. Esperaba en el consistorio de Lugo la llegada de la novia, con la videocámara a punto.  Apareció del brazo de otro hombre, un desconocido, miembro de la comunidad, quien la condujo hasta el altar porque se había decidido que él no debía ejercer ese rol. Tampoco pudo entrar en la ceremonia que se celebró en el Salón del Reino -el local de la congregación de su hija- ni participar en el banquete nupcial. 

En el 2014, el padre de Enrique falleció. Durante los meses que pasó hospitalizado, no recibió visita alguna de sus nietas. Y últimamente, Enrique también ve con resignación como su exmujer presiona ahora a sus descendientes para que tampoco hablen con él. “Somos cuatro generaciones rotas por culpa de esta secta”, concluye.

"NORMA BÍBLICA"

Josep Morell, delegado en Catalunya de los Testigos Cristianos de Jehová (el nombre español de una confesión internacional), reconoce únicamente que las relaciones que una familia debe mantener con un miembro que ha sido expulsado es “de mínimos”. “Si faltan al respeto a Jehová tampoco me respetan a mí”, razona. Lo compara con un padre que aparta a un hijo que “roba” o que “agrede a uno de sus hermanos”.

Subraya también que esta decisión no se tomó en 1988 , sino que proviene del siglo I. Cita la Bíblia (Corintios, capítulo 5, versículo 11: “… os escribí que no anduvierais en compañía de ninguno que, llamándose hermano, es una persona inmoral, o avaro, o idólatra, o difamador, o borracho, o estafador; con ése, ni siquiera comáis” y 13: “Pero Dios juzga a los que están fuera. Expulsad de entre vosotros al malvado”).

Un vídeo de producción interna de la confesión colgado en Youtube, que se proyectó en asembleas regionales este verano, muestra que efectivamente debe alejarse el pariente expulsado. En la grabación se narra la historia de una chica que, al cumplir la mayoría de edad, es expulsada de casa. “Mi papá me explicó que no podía seguir viviendo con ellos. Porque yo no quería cambiar mi estilo de vida. Me dijo que yo era una influencia negativa para mis hermanos menores”, cuenta la voz en 'off' de la protagonista.

El vídeo incluso invita a rechazar el contacto telefónico: "Ellos me querían y deseaban que yo volviera a Jehová. Traté de comunicarme con ellos. (...). Ellos también pensaban en acercarse a mí. Pero sabían que si volvían a tener contacto conmigo, aunque fuera solo un poco para saber cómo estaba, esa pequeña dosis me habría bastado. Me habría hecho creer que no necesitaba volver a Jehová". 

"TE DUELE MUCHO"

Marta Herrera fue bautizada -momento a partir del cual una persona entra en el credo- con 13 años y se casó con 22 años. “El matrimonio era una pantomima. Éramos simples compañeros de piso”, explica. Con 40 años, al abandonar la organización e iniciar una nueva relación, fue expulsada. Salir no fue tan fácil como puede parecer. “Me sentí perdida, todo lo que había creído dejó de tener sentido para mí -dice entre lágrimas-, psicológicamente es muy complicado, porque los tuyos te dan la espalda, te duele mucho”.

Diversos extestigos coinciden en subrayar que esta comunidad está llena "de buenas personas" que caen en manos de una organización "que las manipula". Y quienes peores lo pasan "son los padres", concluyen.