Diez alumnos de la UB exigen medidas contra un catedrático por presunto acoso sexual

El denunciado llegó a citar a algún alumno en su casa, donde le hizo "masajes chinos" hasta que el estudiante le detuvo porque le realizó un tocamiento

Pruebas de selectividad en un aula de una facultad de la Universitat de Barcelona.

Pruebas de selectividad en un aula de una facultad de la Universitat de Barcelona. / nas

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Diez estudiantes de la Universitat de Barcelona (UB) han reclamado al centro que tome medidas contra un catedrático en activo por presuntamente acosarles sexualmente en el 2008 y para evitar que se repitan situaciones como las que vivieron. Enviaron el 8 de noviembre una carta al rector y a la comisión de igualdad del centro para pedir una reunión y conocer "las acciones" que impulsará la institución, después de que la Fiscalía de Barcelona archivara el caso el 10 de octubre por prescripción.

La determinación del caso

En la resolución de la Fiscalía, tras la investigación y declaración de los testigos, "no se alberga duda" de que todos identificasen el comportamiento del denunciado como maniobra para intentar mantener una relación fuera del ámbito académico. Las perniciosas relaciones gestionadas por el denunciado con distintos alumnos que "tan nocivas consecuencias han tenido para alguno de ellos" tendrían cabida dentro del delito de acoso sexual, lo que puede comportar penas de entre cinco a siete meses de prisión y multas, según el Código Penal actual, que prevé una prescripción a los cinco años.

Las declaraciones de las víctimas

Según los afectados, algunos aún vinculados al centro, el profesor intentaba quedar con ellos proponiendo encuentros a través de correos electrónicos de contenido sexual e incluso en clase con la excusa de hablar sobre la vida académica, y llegó a citar a algún alumno en su casa, donde le hizo "masajes chinos" hasta que el estudiante le detuvo porque le realizó un tocamiento, según su relato.

Una alumna ha relatado que, cuando llevó el caso a la comisión de igualdad -ya no lo tenía como profesor- y trascendió su nombre, el catedrático utilizó su fuerza para influenciar en los resultados del máster de la estudiante: "Yo que era de sacar muy buenas notas, empecé a sacar cincos". Otro de los afectados, a quien también propuso una sesión de masajes, ha dicho que, además de sentir indignación y asco, se sintió como "un trozo de carne" al recibir esos correos.