INICIATIVA ESPACIAL PRIVADA

El cohete que busca la diana

La empresa estadounidense SpaceX pone a punto un modelo que se reutiliza

A. M. / BARCELONA

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Los costosos cohetes que se emplean para impulsar las naves espaciales hacia su destino o para colocar un satélite en órbita, entre otras posibilidades, acaban perdiéndose en el mar o bien se destrozan en caso de caer en tierra. Así que la pujante empresa californiana SpaceX, fundada por Elon Musk, el creador de PayPal, se ha propuesto el reto de planificar el primer cohete reutilizable o, como mínimo, el primero cuyos componentes más caros puedan recuperarse para nuevos despegues.

La pasada medianoche, en horario español, estaba previsto que un cohete Falcon 9 desarrollado por SpaceX se elevara desde Cabo Cañaveral con el objetivo de lograrlo por primera vez. El primer intento, en enero, fracasó. Luego hubo dos aplazamientos por mal tiempo.

El Falcon 9, que mide 50 metros de altura y pesa casi mil toneladas, no debe regresar al completo una vez coloque su carga en órbita. Lo que Space X pretende exactamente es que el primer y mayor estadio del cohete, la primera etapa que se libera en las operaciones de despegue, caiga de forma controlada con la ayuda de sus retromotores y unas aletas articuladas que garantizan la estabilidad. Concretamente, la empresa de Elon Musk espera que la etapa, que tiene unas patas desplegables, se pose en una plataforma marina instalada a 600 kilómetros de la costa de Florida.

Es como un dardo y una diana. Aunque la plataforma mide 500 metros cuadrados, acertar no es nada fácil si se tiene en cuenta la dimensión de la pieza y la altura alcanzada (120 kilómetros a los dos minutos del despegue). De hecho, el intento de enero acabó en desastre -hubo un incendio- cuando la etapa impactó contra uno de los bordes de la estructura marina. Al parecer, el cohete se quedó sin el fluido hidráulico que controlaba las maniobras de descenso.

El satélite a bordo

La nueva misión del Falcon 9 tiene por objetivo poner en órbita un satélite meteorológico llamado Dscovr, un proyecto cuyo origen se remonta a 1998, en tiempos de Al Gore como vicepresidente. El satélite proveerá durante cinco años información sobre tormentas solares y sus efectos sobre las telecomunicaciones terrestres.