La científica anónima

Tu YouYou descubrió en 1977 la artemisinina, el principal fármaco contra la malaria, pero ella no fue reconocida internacionalmente hasta el 2011

La investigadora Tu Youyou, en el 2011, posando con el premio Lasker otorgado en Estados Unidos.

La investigadora Tu Youyou, en el 2011, posando con el premio Lasker otorgado en Estados Unidos.

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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El Premio Nobel de Medicina a Tu Youyou mitiga un par de anomalías estadísticas. Primero con las mujeres: solo 11 de los 207 galardonados lo eran hasta ayer. Y después con China, cuna de una medicina tradicional sin parangón. El gremio científico chino aplaudía ayer sin mesura al primer nacional en recibir el Nobel de Medicina. El fallo hace justicia a la modestia y perseverancia, virtudes científicas que sublima la ya octogenaria Tu.

A China se le acumulaban los problemas 40 años atrás. Mao había inaugurado la Revolución Cultural para purgar a sus críticos y desquició al país. A las turbulencias sociales se sumaba la malaria, que se había hecho resistente al tradicional tratamiento con cloroquina. También urgido por los aliados de Vietnam del Sur, que luchaban contra la ocupación estadounidense y acumulaban más víctimas por la malaria que por las balas, Mao decidió actuar. Pidió a la Academia de Medicina Tradicional de Pekín que reclutara a un equipo de especialistas para un proyecto secreto que llamaría 523 por el día de su creación (el 23 de mayo). Al frente estaba Tu, con estudios en medicina tradicional y occidental.

Tu se sumergió en enmohecidos tratados y seleccionó 2.000 recetas, a partir de las cuales preparó 380 extractos de plantas que suministró a ratones y monos. Practicó el método de prueba-error hasta comprobar que la cocción de plantas de ajenjo chino (Artemisia annua), una receta de 1.600 años atrás, embridaba las fiebres. Tu se ofreció para la primera prueba en humanos y, comprobado el éxito, distribuyó la artemisinina entre los campesinos.

Su trabajo no fue publicado hasta 1977, ya terminada la Revolución Cultural, y sin su nombre: la tradición china anteponía el grupo a la gloria personal. Tu seguía en el anonimato cuando su descubrimiento salvaba millones de vidas en todo el mundo.

Louis Miller, una científica estadounidense, se sorprendió dos décadas después en un simposio de Shanghái cuando ninguno de sus colegas chinos supo responderle quién había descubierto la artemisinina. Así que Miller revisó manuscritos y transcripciones de reuniones que en su día eran secretas hasta que emergió el nombre de Tu. Una entrevista en el 2007 revelaba sus estrecheces. Vivía en un pequeño piso con problemas de calefacción y solo dos aparatos eléctricos: un teléfono y una nevera en la que guardaba muestras de hierbas.

El Premio Lasker que recibió en el 2011, el galardón más importante de medicina en Estados Unidos, la sacó del anonimato. Cuarenta años después, la artemisinina y sus derivados son aún el principal arma contra la malaria.