Gente corriente

Carles Domingo: «Mis amigos me presentan como 'el que sacó el 10'»

Obtuvo el primer 10 en la historia de la selectividad en Catalunya. El sueño de todo estudiante que ahora aguarda las notas.

«Mis amigos me presentan como 'el que sacó el 10'»

«Mis amigos me presentan como 'el que sacó el 10'» / periodico

NÚRIA NAVARRO

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Faltan horas para que 32.224 estudiantes catalanes sepan las notas de selectividad. Fijo que todos querrían ser Carles Domingo (Vilanova i la Geltrú, 1996), el primer 10 de la historia de la prueba en Catalunya. ¡¡10!! El pasaporte a elegir el futuro. ¿Qué renta le dio aquella histórica calificación del 2014? Pues ha acabado con holgura el segundo curso del doble grado de Matemáticas e Ingeniería Industrial en la UPC, una pirueta académica que solo hacen 40 cracks.

¿Y sigue sacando dieces? La nota media de primero fue un 8. Y la de segundo, un 8,4.

¿Deprimido? ¡Qué va! Hay gente más inteligente que yo.

Aun así, ¿es consciente de cuántos le envidian en este instante? Eso me recuerdan muchos, desde hace un par de años, cuando llega la selectividad. Me hacen revivir el verano del 2014.

Revívalo aquí, si es tan amable. El día que colgaban las notas teníamos la fiesta de graduación de la Escola Pía de Vilanova. Después de cenar, fuimos al paseo Marítim e intentamos entrar en la página web. No paraba de colapsarse. Al final logré acceder y vi el 10. No me lo esperaba, la verdad. No deja de tener cierto parecido con la lotería. Recuerdo que pensé: «Uf, igual viene la prensa».

Vaya si vino la prensa. Me puse literalmente enfermo de tantas entrevistas. Solo el primer día atendí por teléfono a una decena de medios. Al segundo día ya vinieron las cámaras. Hacían cola en el comedor de casa.

En una de esas entrevistas dijo que admiraba al exconseller Andreu MasColell. Sí. Y él me envió una carta dándome las gracias.

¿Subidón de ego general? No va con mi carácter hacerme notar. Mis amigos, en broma, me presentan como «el que sacó el 10», pero para mí es anecdótico.

Anecdótico, anecdótico... Su cerebro no es un órgano cualquiera. Quizá hay algo que viene de serie, pero el secreto es practicar mucho. Cuando haces mucho algo, sabes cómo enfocar problemas aunque sean diferentes.

El clima familiar influye, seguro. El clima es muy bueno. Mi padre es catedrático de Ciencia de la Computación de la Universitat Rovira i Virgili y mi madre, programadora. Siempre valoraron el esfuerzo intelectual, el estudiar idiomas [habla cinco]. Mi padre me enseñaba cosas que, quizá por edad, no me tocaban. Y mi madre, también un estímulo, es quien siempre está a mi lado en los momentos de bajón.

¿Vive con ellos en Vilanova? Con ellos y con mis hermanos Roger, que ha hecho primero de bachillerato, y Emma, segundo de ESO. Aunque el último cuatrimestre he dormido en el colegio mayor Penyafort para evitar levantarme a las seis de la mañana.

¿Novia? No tengo, no.

¿Solo le interesan los números, o también el mundo en el que vive? Aunque la campaña electoral me ha resultado muy aburrida, me interesa la política. Soy independentista (me habría gustado que la CUP no hubiera echado a Artur Mas, y no soy de CDC, ¿eh?). Yo querría que el procés llegara a buen puerto.

Cuando acabe, en el 2019, quizá no esté aquí para verlo. Me gustaría hacer un doctorado fuera, pero aún no tengo ni idea de dónde ni de qué. Sigo sin tener claro lo que quiero hacer en el futuro. Lo que sí sé es que si me marchase, volvería.