El peor temporal en más de una década deja un rastro de devastación en todo el litoral catalán

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL-MIREIA BIEL-ESTHER CELMA / BARCELONA-MATARÓ-TARRAGONA

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Catalunya ha vivido estos días su particular tormenta perfecta con un temporal marítimo insólito. Todo se fía a la información que proporcionan las boyas, los termómetros marinos que en el caso del litoral catalán están situadas frente a las costas de Tarragona, Barcelona y Begur. Las dos primeras han batido su récord y la de Girona ha dejado registros de podio. La tempestad ha dejado fotos para el recuerdo, pero también una costa devastada, sin playas, con paseos marítimos anegados y rieras ahogadas. El balance de daños se hará en unos días, pero desde el punto de vista económico, los expertos auguran una cifra astronómica. 

Lo único a celebrar en estos tres días de viento, olas y lluvia es que no se han producido daños personales destacables. Sergio Delgado, subdirector de Protecció Civil, pone sobre la mesa la fortuna de que el temporal haya coincidido con un fin de semana. "De haber sido laborable, la situación creo que habría sido muy distinta". En el observatorio Fabra han registrado vientos de hasta 94 kilómetros por hora, una cifra que se contextualiza con esta que aporta el meteorólogo del veterano edificio del Tibidabo, Alfons Puertas: "En todo el 2016 no se superó ni una sola vez los 90 km/h".

El viento, por cierto, era gregal, no la clásica 'llevantada' asociada a este tipo de inestabilidad marina. Delgado, sin embargo, matiza que la dirección de las olas sí tenía un cierto componente de levante.

RÉCORDS EN BARCELONA Y TARRAGONA

El movimiento recogido estos días por la boya situada frente al puerto de Barcelona permite concluir que el temporal ha sido en la capital catalana el peor desde marzo del 2004, cuando se fondeó esta pequeña isleta flotante. La estación registró una altura significante (tamaño medio analizado durante media hora, en la que pasan de 200 a 400 olas) de cinco metros, la más alta de su historia, con una talla máxima de 8,09 metros registrada a las 16 horas del sábado. Es la segunda ola más alta de estos 13 años, después de los 8,3 metros que la boya detectó en marzo del 2010. 

La estación de Tarragona también ha medido (el sábado a las dos de la tarde) la mayor altura significante (6,33 metros) desde que se lanzó al mar, en agosto del 2004. La ola máxima superó los 10 metros de altura. Ambos registros están muy por encima del temporal que hasta la fecha se consideraba el más agresivo. 

La boya del cabo de Begur, situada mar adentro, marcó la madrugada del domingo una ola de 10,78 metros. Lejos de los 12,1 metros detectados en marzo del 2010 y en diciembre del 2003. 

El temporal, según explica Delgado, se ha cebado sobre todo del Garraf hacia el norte, aunque su impronta también se ha dejado notar en las comarcas de Tarragona. Protecció Civil ha recibido desde el viernes 372 llamadas de emergencia, la mayoría de ellas vinculadas con la caída de árboles y ramas. Llama la atención la llamada de una familia de un edificio alto del Masnou que estaba sintiendo un terremoto. Era el viento. Se produjo la madrugada del sábado al domingo, en el punto álgido del temporal, según señala el subdirector de Protecció Civil.

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Delgado explica que este tipo de temporales son propios del otoño, no del invierno. Esta situación obligará a las autoridades a analizar y estudiar con detenimiento el fenómeno de cara a posibles reproducciones. Ya les tocó hacer lo propio en diciembre del 2013, cuando un frente de "viento superó la sierra prelitoral y cogió velocidad". Causó dos muertos en Terrassa por la caída de un muro. Se llegaron a superar los 120 kilómetros por hora.

EL RECUERDO DE SANT BOI

El responsable de Protecció Civil define la peculiaridad de este temporal: "El viento ha sido más de rachas fuertes que sostenido, y para encontrar golpes parecidos tendríamos que remontarnos a enero del 2009", cuando cuatro menores murieron tras el derrumbe de un pabellón en Sant Boi.

La climatología ha sido especialmente adversa en las comarcas de Girona, donde a la mar alterada se ha unido una lluvia que en algunos casos ha superado los 200 litros. Se han unido dos circunstancias muy complejas de resolver: el Mediterráneo enfurecido y los ríos y rieras bajando como si no hubiera mañana. Resultado: localidades como Cadaqués con el paseo marítimo inundado y el agua desplazando vehículos y la C-31 cortada a la altura de Ullá por la subida del Ter. Las zonas más afectadas al norte han sido el Baix Empordà, la Selva y el Gironès. 

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Delgado avanza que los daños serán muchos y cuantiosos. Será necesario que el mar recupere algo de calma para valorar hasta qué punto su furia ha golpeado el litoral. Lo que sí tiene claro este experto es que estamos ante el mayor desastre de los últimos años. 

Badalona, por citar un ejemplo, deberá rascarse el bolsillo para reparar el puente del Petroli que el domingo quedó a merced de las olas, que dejaron muy maltrecha su estructura. La alcaldesa de la localidad, Dolors Sabater, ha avanzado este lunes su intención de aprobar un decreto de emergencia y una partida presupuestaria extraordinaria para hacer frente a las intervenciones de urgencia que sean necesarias. 

BALANCE EN TARRAGONA

Tras la tempestad, nada de calma. Los municipios se vuelcan en evaluar los daños de uno de los temporales más violentos de la última década. En les Terres de l'Ebre, además, el avance del mar tierra adentro ha evidenciado la regresión implacable del Delta. El mar ha llegado hasta los arrozales, ha destrozado caminos, inundado fincas y se ha tragado casi por entero playas salvajes, sobre todo en Deltebre y Les Cases d'Alcanar, en un panorama "desolador, dramático y crítico", describe el  alcalde de Deltebre, Lluís Soler.

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Este ayuntamiento ya ha pedido una reunión urgente con el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente para tomar medidas "urgentes y relevantes". La inversión provisional para proteger y regenerar este ecosistema tan frágil es de más de 1,5 millones de euros y Soler mete prisa a las administraciones para atajar la regresión: "¡La inacción pública histórica de unos y otros hace que la necesidad, hoy, sea una emergencia!", espetó en sus redes sociales.

Uno de los guías del parque natural, David Mauri, señala que, afortunadamente, todo apunta a que la fauna no ha sufrido daños. Sin embargo, les preocupa que "el mar ya acostumbre a llegar a los arrozales". La violencia del temporal fue tan intensa que en el puerto de Sant Carles de la Ràpita se hundieron tres barcas pequeñas, a copia de chocar unas con otras entre el viernes por la tarde y la madrugada de ayer y en Les Cases d'Alcanar, tuvo que actuar la brigada municipal con excavadoras para dejar practicables varios accesos.

El ayuntamiento insta a no transitar por la zona si no es imprescindible. El temporal se ha cebado menos en el Camp de Tarragona, aunque ha dejado los daños habituales en la arena y mobiliario de las playas y en los barrios más próximos al mar, como el barrio de la Salut de Salou o el de Baix a Mar de Torredembarra. En Salou, una familia con cuatro miembros se fue de su casa de madrugada al romper el mar una balconera y entrar agua en el domicilio, que ha quedado destrozado. Esta mañana, todos los municipios de la Costa Daurada retiraban arena y piedras de los paseos.

SERIOS DAÑOS EN EL MARESME

En el Maresme ha pasado lo peor y ahora empieza la reconstrucción. Como la que tiene por delante Malgrat de Mar, donde desde el viernes es casi imposible acceder a la zona de los cámpings de la Pomareda que el fuerte oleaje, junto con el viento, han destrozado.

Los diques de contención que el Ministerio de Medio Ambiente colocó el pasado verano con el objetivo de parar olas de un temporal como las de este fin de semana, no han tenido ningún efecto. El viento ha tirado árboles, pero el mar se ha llevado consigo 15 metros de playa, bancos y mobiliario urbano, además de una parte del camino de asfalto que permite el acceso a los campings que, por suerte, solo abren en temporada de verano. Y algunas edificaciones, como lavabos, un restaurante y la recepción de uno de los campings están medio derrumbados.  

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/8\/0\/1485179680008.jpg","author":"JORDI COTRINA","footer":"Numerosos y cuantiosos da\u00f1os en la costa de Malgrat de Mar.\u00a0"}}Pineda de Mar también observó cómo el temporal de gregal golpeaba con fuerza el municipio. La virulencia de las olas destrozó parte del paseo marítimo, de la estructura de hormigón e hizo pedazos parte del carril bici, además de las habituales inundaciones de pasos subterráneos o la desaparición de la playa en algunos tramos.

Y si el litoral se vio golpeado por el viento y el mar, también sufrieron las consecuencias los pasajeros de la R1 de Rodalies, que en zonas del Maresme que recorre esta línea como Cabrera de Mar o Mataró pudieron ver como las olas impactaban directamente contra los trenes, creando así demoras de más de media hora y situaciones de grave peligro. Delgado explica que tuvo que limitarse la circulación de trenes a la vía más alejada de las olas. 

PETICIÓN DE SOLUCIONES

Todos los municipios afectados piden que se tomen medidas urgentes para solucionar los daños ocasionados por el temporal: "Hay que sentarse rápidamente y abordar el problema, sin demorarlo", apuntaba el concejal de Playas del Ayuntamiento de Malgrat de Mar, Oliver Sánchez-Camacho. Ahora confían que todo esté listo para la llegada de los primeros turistas en Semana Santa