Especies invasoras

Casi 170 invasores amenazan a los animales y plantas autóctonos

Un siluro capturado en el pantano de Mequinenza.

Un siluro capturado en el pantano de Mequinenza. / periodico

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / Barcelona

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Llegaron, la mayoría, por accidente, por negligencia o por descuido, pero han sabido adaptarse tan rápidamente y sin trabas al nuevo entorno que han acabado expulsando a plantas y animales autóctonos. Siguiendo las directrices de la Unión Europea (UE), alrededor de un centenar de especies exóticas invasoras tendrán que ser erradicadas de Catalunya cuando entre en vigor el catálogo que elabora la Conselleria d'Agricultura i Medi Natural, en colaboración con especialistas del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF). El catálogo español recoge hasta 168.

De momento, los autores del inventario han registrado «un millar de especies no autóctonas, de las que en torno a un 10% pueden ser consideradas invasoras», explica Jordi Ruiz Olmo, jefe del servicio de Gestión de la Fauna del departamento. Las dos incorporaciones más recientes de la lista, indica, son el mejillón cebra y el caracol manzana, «que están transformando a gran velocidad el ecosistema del Ebro». Entre las excepciones que prevé el catálogo español (en fase más avanzada de redacción y del que ya ha trascendido un primer borrador) figura el siluro, un pez de gran tamaño que puebla las aguas del embalse de Riba-roja (Ribera d'Ebre). Se trata, justifica Ruiz Olmo, «de una especie que habita en un ecosistema, los pantanos, ya de por sí artificial». «Van a permitir que siga allí por razones económicas, porque existe toda una red turística organizada en torno a la pesca», protesta un portavoz del Grupo Especialista en Invasiones Biológicas (GEIB, independiente), que lamenta que el Gobierno haya ignorado las aportaciones de científicos y ecologistas al elaborar su catálogo.

El ministerio destinó en el 2008 una partida de 50 millones de euros para desarrollar, durante los próximos 10 años, campañas de erradicación de estas especies. Un importe que para las entidades ecologistas resulta a todas luces insuficiente.